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Así de simple y de grande. Pocas cosas hay en esta vida nuestra que reconforten más que un abrazo a tiempo. Damos por supuesto que quien nos abraza y reconforta lo hace desde el corazón…la familia, amistades entrañables o esas personas que se van cruzando en nuestras vidas. Las tragedias como la dana de Valencia nos retratan como seres humanos. La palabra dana se ha hecho sinónimo de desastre. La sensación de impotencia nos golpea el corazón. Ofrecer nuestra solidaridad es una obligación moral. No es muy usual, pero en medio de la confrontación constante y por todo de nuestra clase política, que no es capaz de ponerse de acuerdo ni cuando nos enfrentamos a desastres y tragedias, reconforta si cabe todavía más, el abrazo que dos rivales políticos –dos senadores del PSOE y PP- se dieron; el eterno mal de nuestros partidos políticos es el enfrentamiento por todo; por el momento ambos aparcaron sus diferencias políticas para protagonizar una imagen de la que deberíamos haber aprendido todos. ¿Recuerdan el abrazo de Jose María Pemán y Rafael Alberti? Abrazos a tiempo.
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