Un relato woke de la extrema izquierda
El amor cortés
En materia de amor, no es fácil ser precisos ante la dificultad de acotar su entidad o carácter. Por el llamativo título y el particular argumento de una película española, de 1993, Por qué le llaman amor cuando quieren decir sexo, el amor puede resultar una excusa para el sexo, pues este, si cursa solo con su instintivo propósito, parece carecer de sentimientos. García Márquez escribió, así, que “el sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor”. Poco asimilables son, entonces, los amores posmodernos de este tiempo a las formas amorosas del siglo XII cuando, en el sur de Francia, se adoptaron las primeras maneras del amor cortés. Inicialmente, se trataba de configurar, literariamente, la esencia del amor menos constreñido por los teológicos e instrumentales fines de la procreación. Y esto conllevó la idealización, el protagonismo y hasta la superioridad de la mujer, siquiera fuese en términos amorosos, cuando los primigenios trovadores anticiparon los trajines del amor romántico. Las damas, que solían estar casadas y, por eso, eran inaccesibles, arrebatan a nobles caballeros que permanecían a su servicio con un desvelo incluso enfermizo. Luego tal amor cortés será una manifestación representativa del amor medieval, si bien solo entre amantes de la alta nobleza y con una recreación literaria que ensalzó esas relaciones románticas peculiares. De ahí que se argumente también el carácter del amor cortés como juego literario y hasta como ejercicio de amantes en ciernes. En cualquier caso, se trataba de un amor extramatrimonial, también en ocasiones prematrimonial o, si se quiere, preparatorio, que se establecía de forma libre y conllevaba una ardiente pasión no consumada, con un dominio total de la dama que elegía a su amante. No materializar la pasión resultaba, precisamente, un profundo incentivo amoroso, ya que, de llevarse a término, desvanecido quedaría el amor cortés al perder su auténtica naturaleza y asimilarse a las más prosaicas formas del deseo que el noble amante cortés solía satisfacer con mujeres de baja condición en las mancebías. Sea como fuere, el amor cortes configura una medieval manera de amar, con un patrón literariamente idealizado que inspiraba las tentativas amorosas, de la alta nobleza, con el incentivo de la clandestinidad y el estímulo de lo prohibido, ante los acordados e impuestos enlaces matrimoniales de las damas que no encontraban sino desamor en el matrimonio. Por qué lo llaman cortes…
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