Se aproxima un nuevo ciclo político

01 de diciembre 2025 - 03:07

Todo cambio tecnológico genera un cambio político”. Dicho así suena a ley física, pero trasladado al terreno de la politología tiene la misma rotundidad. Este es un proceso que se ha generado varias veces en la historia y que siempre ha dado resultados similares. Podemos remontarnos a la Edad del Bronce, pero nos vamos a centrar en dos grandes hitos. Por un lado, la Revolución Industrial, que creó la sociedad de la fábrica y dio origen a los sistemas representativos modernos. La política se organizó alrededor de clases sociales y de instituciones capaces de gestionar conflictos territoriales y laborales. Ese modelo funcionó durante más de un siglo porque reflejaba la estructura social que lo sostenía. El otro hito es la Revolución Digital.

De forma similar, ha alterado las identidades de los usuarios, ha fragmentado la esfera pública desde la sociedad de la comunicación y ha desplazado el poder hacia plataformas globales que operan fuera del control estatal, configurando una nueva geografía política basada en datos e infraestructuras invisibles.En este entorno está surgiendo la democracia líquida. Por definición, es un modelo de participación política que combina elementos de democracia directa y democracia representativa. Cada ciudadano puede votar directamente o delegar su voto de manera flexible y revocable. Otro rasgo es que tiene modelos no partidistas: asambleas ciudadanas, parlamentos híbridos de expertos y ciudadanos seleccionados aleatoriamente. Estas fórmulas se están acercando a nuestro presente de manera inevitable. De hecho, ya se están probando en el Partido Pirata de Alemania, en ciudades suizas, en municipios mexicanos y en la digitalización participativa de Estonia.

No obstante, el futuro de la democracia líquida puede no darse en términos de una democracia radical. Las grandes corporaciones tecnológicas y los lobbies empresariales probablemente competirán por influir en el voto para mantener su poder. Esto obligará a partidos y Estados a transformarse. El modelo más probable será una democracia líquida regulada, donde la representación clásica conviva con participación continua. El juego del poder estará entre tres actores: los sistemas de representación actuales, los ciudadanos y los lobbies, que en realidad controlarán gran parte de los recursos y votos. Viene un cambio de ciclo, queridos lectores y lectoras.

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