Armónicos

18 de junio 2025 - 03:08

Delante de la entrada del Claustro de la Catedral de Almería, esperando a que abran las puertas para entrar al concierto, el concierto de guitarra clásica de Stefano Grondona que se anuncia como que toca una guitarra de Antonio de Torres. Es lo mismo una guitarra de Antonio de Torres, original, que otra de otro guitarrero o luthier, lo que importa son las manos, no la guitarra. Pero hay que vender un festival, no la música. Esperando y dibujando en una pequeña libreta con un lápiz, conforme voy a estos eventos gratuitos me voy dando cuenta que un gran porcentaje de los asistentes son jubilados, un pequeño porcentaje son guías turísticas en busca de referentes y clientes, y un minúsculo porcentaje somos yo y mi pareja. Y todos hacen largas colas con cierta ansiedad y malos pensamientos picarescos para colarse, la picaresca, las astucia, la argucia, la mano izquierda, las amistades, los ardiles y las relaciones. La fría codicia de la nada vacía llena de nada. Y todo para irse a medio concierto porque dicen que no entienden las canciones. La gélida vanidad del triunfo de que tras la jubilación viene aprovechar para hacer todo lo que quieres, dándote cuenta de que lo que quieres es no hacer realmente nada, básicamente soportar un concierto de guitarra clásica, hacerte una foto con Tomatito, que al efecto por allí andaba. Yo pensaba que se dedicaba a tocar la guitarra. Es que Tomatito no puede ir a un concierto de guitarra clásica. Sí que puede, todos pueden, todo el mundo puede, incluso irse (Tomatito no), en medio del concierto, bajo la mirada cáustica del intérprete. Las hijas de pintores célebres pueden, y deben, seguir el compás con la mano cerrando los ojos, aunque no conozcan la melodía. Los abogados jubilados deben ir con cara de sopor y sus esposas mientras oyen o escuchan el concierto pueden o deben jugar a juegos del móvil. Los abogados jubilados comen un día a la semana con sus también jubilados compañeros y amigos, en el entreacto de la vida decrépita, mientras Stefano, abducido por el tema Antonio de Torres interpreta temas clásicos con multitud de armónicos, el que debería estar en grandes auditorios donde no se permite que la gente se vaya a medio concierto (no pocos fueron los que se fueron, por cierto) decae en esta feria de ociosos con un cd enseñando la palma de la mano, diciendo sin que nadie se entere, lo que importa es esto, no la guitarra.

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