Caniches, abdominales y videojuegos

27 de septiembre 2025 - 03:10

No podemos acceder al Bono Cultural Joven del Gobierno de España por unos pocos años, apenas unos sesenta. Por cabeza, claro. De lo que sí estamos en condiciones es de acogernos a las penúltimas bonificaciones fiscales que acaba de anunciar la Junta de Andalucía para 2026: hasta cien euros anuales para propietarios de mascotas. Esta ayuda podrá ser por un año, tres o hasta que se muera el bicho, según los casos: no es lo mismo comprar un caniche que una cotorra argentina o un cocodrilo enano. Dicen que esto supondrá un gasto de doce millones de euros anuales.

La otra nueva ayuda de la Junta será para prácticas deportivas, incluida la cuota del gimnasio (no vale hacer sentadillas en casa). Tendrá igualmente una cuantía máxima de cien euros anuales, cubriendo el 15 % de las cuotas de gimnasios, clubes deportivos y federaciones. Es decir, que si uno paga 666 euros por la cuota del gimnasio, te descuentan cien euros en la declaración de la renta. Si pagas 400 solo te devuelven 60, o sea, que pierdes dinero. Si, como es habitual, te apuntas y no vas, has perdido un 15 % menos de lo que vienes perdiendo todos los años. Así que lo estamos pensando. No sabemos si comprarnos un caniche o un mixto lobo. Y en lo del deporte, tenemos que preguntar si se incluyen el chinche monete, la petanca, el dominó, la baraja española… Seguramente sí lo estará el ajedrez, deporte y ciencia a la vez.

Lo que nos produce melancolía es perdernos los cuatrocientos euros del Bono Joven Cultural, porque en eso sí que tenemos un gasto anual considerable. Y eso que no hay cines en la ciudad desde hace muchos años. Ya ni el Cine Club semanal del Apolo, que lleva casi un año desaparecido sin que sepamos por qué. Por cierto, para los que hablan de dinamizar el centro de la ciudad: miren la forma de echar películas en el Apolo, el Cervantes, la sala de la EMMA, el futuro edificio del antiguo Correos… Y teatro de calidad con mayor frecuencia que la del ciclo Delicatessen –excelente, por cierto- en el Apolo, que apenas son seis o siete al año. Con una pequeña parte de lo que se va a gastar en caniches, abdominales y videojuegos, se podrían implementar fastuosos ciclos de cine, teatro y otras dinamizaciones que no sean “festes coolturales” y terrazas ocupando todo el espacio público. Claro que, posiblemente, esas medidas a más largo plazo tendrían menos renta electoral que las subvenciones personales.

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