De la carencia de sentido vital

El ser humano necesita un significado, un sentido. Su ausencia provoca angustia existencial

La mayoría de los pacientes que atendemos en urgencias tras un intento de suicidio suelen emplear argumentos tales como "aquí ya no hago nada" o "sólo soy un estorbo". Y lo cierto es que es muy frecuente que cualquiera acabe preguntándose en algún momento de su devenir qué está haciendo con su vida. Podemos llegar a sentirnos como un Sísifo más, condenados eternamente a subir la piedra hasta la cima de la montaña para que, acto seguido, esta ruede ladera abajo y la tarea comience de nuevo, invariable y desmotivadora. La carencia de un sentido vital puede generar en nosotros diferentes síntomas. La percepción de un vacío que nada llena es uno de ellos, el nihilismo neurótico sería otro y la depresión el denominador común de ambos. Al tratar de llenar ese vacío podemos incurrir en excesos, compulsiones e incluso conductas de riesgo para nuestras vidas. El nihilismo neurótico se caracteriza, contrariamente, por un estado mental vegetativo en el que todo fluye lento y distante, viviendo bajo una anestesia emocional. En ocasiones encontramos un subtipo de nihilismo llamado heroico. Aquí el individuo va saltando de causa en causa, sin adherirse realmente a ninguna sólo por saborear el "subidón" que da tener algo que hacer con tu vida y sentirse vinculado a un proyecto aunque sea de modo superficial. El ser humano necesita un significado. Y este pude venir desde lo cósmico o lo personal. El significado cósmico lo proporcionan el sistema de religiones y creencias con una recompensa de vida eterna si en la finita se hacen bien las cosas. El significado personal no religioso lo aportan tres grandes dimensiones. La primera el altruismo. Cuando nos sentimos útiles se construye a nuestro alrededor un andamiaje firme que nos sostiene ante la negrura. La consagración a un proyecto es la segunda dimensión personal de realización. Es necesario una identificación profunda con el ideal a conseguir para que este proporcione determinación sin par. La familia, el trabajo o la ecología son tres de las infinitas posibilidades de consagración. Por último cabe mencionar la dimensión creativa ya que crear genera también en el ser humano estructura frente al caos.

La mayoría de las personas construimos nuestros significados mezclando estos elementos y dándole nuestra pátina íntima puesto que al final de lo que se trata es de aprovechar la oportunidad de contribuir a algo superior a nosotros.

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