Cifras récord, retos mayúsculos

02 de octubre 2025 - 03:10

Con sus luces y sus sombras, y a menudo con la indolencia de quien no calibra su importancia, los invernaderos son el motor socioeconómico de Almería. Si este motor gripase, el impacto en la economía provincial sería devastador. No es un sector más, representa el 40% del PIB y da empleo directo a más de 76.000 personas.

El balance de la campaña 2024/25, presentado recientemente por COEXPHAL, refleja su extraordinaria potencia. Las cifras invitan al optimismo, con una producción que roza los 4 millones de toneladas y un valor de comercialización que supera los 4.500 millones de euros, representando la exportación el 76% del valor total. A este éxito hay que añadir una industria auxiliar puntera y de gran proyección internacional, cuya facturación anual supera ya los 1.500 millones de euros.

Sin embargo, en el salpicadero parpadean luces rojas que sería una temeridad ignorar. La más crítica es la pinza entre el incremento de los costes de producción, con una subida del 30% desde 2021, y los precios en origen que a menudo no cubren la inversión. A esta presión se suman desafíos estructurales que conocemos bien: el agua, nuevas plagas y la dificultad de encontrar mano de obra cualificada.

A las turbulencias internas se suma un frente externo cada vez más complejo. La fortaleza del Modelo Almería se ve cuestionada por una competencia creciente de terceros países, amparada por acuerdos comerciales de la Unión Europea que a menudo reflejan su preocupante debilidad. A ello se suma la anunciada reducción de un 20% del presupuesto de la PAC, que amenaza con restar apoyo en el momento más necesario.

Un dato justifica por sí solo una profunda reflexión estratégica: mientras que Almería cuenta con 35.177 hectáreas de invernadero, Marruecos ya alcanza las 32.700 y su ritmo de expansión garantiza un sorpaso inminente. En los últimos cinco años, el país vecino ha exportado a la UE productos hortofrutícolas por valor de más de 6.000 millones de euros, centrándose precisamente en nuestros cultivos estrella: tomate y pimiento.

El optimismo es posible, pero debe cimentarse en la diferenciación, el valor añadido, la innovación y la tecnología. La carrera ya no es incrementar la superficie para producir más, sino producir mejor. El motor de Almería es potente y fiable, pero necesita una revisión a fondo, una estrategia valiente y el compromiso de todos para asegurar su futuro.

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