Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
El próximo 1 de enero, Zohran Mamdani, socialista, musulmán (¡de locos!, ¡dictadura woke!) y con orígenes inmigrantes (no como Donald Trump, que tiene toda la cara de portar ocho apellidos arapahoes), tomará posesión de la alcaldía de Nueva York. Dada la juventud tanto del electo como de la ciudad, desde la muy antigua y famosa Hispalis me dispongo a ayudar al regidor en su singladura, con algunas ideas que aquí funcionan de escándalo –contentas nos tienen–, y que paso a desglosar.
Lo primero sería acabar de vaciar de vecinos la isla de Manhattan, a base de alquileres locos y de permitir que se convierta cualquier bajo en un zulo turístico, y que por la Quinta Avenida no pase un neoyorquino ni para ir a cobrar una herencia. Eso sí, podrían ambientar todo aquello como un gran decorado, con toros mecánicos, danzas indígenas y franquicias que imiten los saloons. Los ciudadanos, antes dueños de comercios y desavíos, que pasen a ser empleados de las grandes cadenas. El carril bici, lo mejor es quitarlo su particular calle Asunción (Time Square), y los patinetes que vayan a partir de ahora por la calzada para la garantizar así la integridad física de los usuarios y la tranquilidad de todos los conductores. La zona de bajas emisiones de Wall Street, fuera, que eso es de jipis. Así tendrá contenta a la ultraderecha. En cuando a las redes de metro, tranvibús y cercanías, y la conexión de las mismas a las principales estaciones y aeropuertos, Nueva York lo tiene todo por aprender de Sevilla. Por no hablar de las circunvalaciones y de nuestro puente del Quinto Centenario, que es la envidia del de Verrazzano-Narrows Bridge. Recomendamos varias salidas extraordinarias, desde el Museo Metropolitano de Arte, de la Macarena of Miracles que tienen allí expuesta.
Pero donde más podemos inspirar a Nueva York es en la ocupación del espacio público por veladores, parapetos, braseros de cogote y demás mobiliario hostelero, de modo que hagan inviable el paso por las zonas mal llamadas peatonalizadas y las conviertan, para sosiego de los vecinos, en un intransitable y ensordecedor abrevadero. También sabemos, en la ciudad de los 40 grados, mucho de mala sombra tanto natural –que pregunten en Triana– como en forma de toldos. Otrosí, recomendamos a Mamdani que aprenda de la generosa escucha (a menudo después de haber decidido) y la amplia sonrisa de nuestro excelentísimo alcalde.
También te puede interesar
Lo último