
Paso a paso
Rafael Leopoldo Aguilera
San José, protege a tu pueblo
En tránsito
Qué es una idea respetable? ¿Y quién decide qué idea es respetable y qué otra idea no lo es? Me lo pregunto después de oír a Tania Sánchez, la diputada de Sumar (o de Más Madrid, ya no recuerdo), que dijo en una tertulia televisiva lo siguiente: “El objetivo es que las personas que piensan cosas no respetables dejen de pensarlas”. Y lo dijo, que conste, con enorme frialdad, sin alterarse en lo más mínimo y sin caer en ninguna clase de ofuscación ni arrebato, como si estuviera enunciando un simple cálculo matemático: 2 + 2= 4. Así de simple.
Uno está acostumbrado a oír de todo, pero esta frase es asombrosa (y terrorífica, claro está). Primero de todo, el objetivo ¿de quién? Porque una frase así, en la que se establece un objetivo muy claro (evitar que nadie pueda pensar ideas no respetables), implica que la persona que la formula está pensando en un formidable entramado coercitivo –jurídico o penal o incluso directamente policíaco– que se encargue de evitar que esas ideas no respetables puedan llegar a ser pensadas por alguien. Y ese alguien, sólo por pensar esas ideas no respetables, dejará automáticamente de ser un ciudadano respetable y se convertirá de inmediato en una especie de gusano moral que debe ser prohibido o desterrado o incluso eliminado. Es algo tan escalofriante que pone los pelos de punta, porque eso mismo es lo que decían los nazis de los judíos o los comunistas soviéticos de los “parásitos burgueses” o los franquistas de los “rojos” y los “rojos” de los “fascistas”. Y lo peor de todo es que esta idea nada respetable que pretende prohibir las ideas no respetables se difunde continuamente a través de redes sociales, comentarios anónimos, charlas entre amigos y toda clase de plataformas de difusión de contenidos. Y justo por eso, la actriz Karla Sofía Gascón, en una de las decisiones más vomitivas que hemos conocido en mucho tiempo, ha sido vetada de la gala de los Goya. Portentoso.
Llevo mucho tiempo repitiendo–soy pesado, lo sé– que los extremos ideológicos se retroalimentan y que la estupidez y el fanatismo de la extrema derecha no es más que una reacción estúpida y fanática ante la estupidez y el fanatismo de la extrema izquierda. Y así vamos saltando de unas ideas no respetables que pretenden prohibir a otras ideas no respetables. Y todos contentos. Y a reír, que son dos días.
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