Se cumplen 25 años sin la figura de José Ángel Valente

Todavía lo recuerdo cuando coincidíamos en el viejo edificio de Correos al lado del Paseo de Almería. Siempre con su traje y siempre con papeles en las manos. Era José Ángel Valente, un poeta único que los últimos años de su vida los pasó a caballo entre Ginebra en Suiza, Orense y Almería.

El sábado se cumplieron 25 años de su muerte. Su legado y su poesía seguirán siempre vivos. Hablé varias veces con Valente, aunque quien mejor lo conocía era el fotógrafo Manuel Falces, su esposa Matilde Sánchez y Pepe Guirao, que fue ministro de Cultura y que nos dejó hace ya un tiempo.

De hecho Guirao fue la pieza clave para que Valente encontrará una casa en el casco histórico, muy cerca de la Alcazaba, lo que se llama hoy la Casa del Poeta. Valente era un escritor de una generación valiente, una generación que hizo mucho por las letras en este país. Por eso su recuerdo debe permanecer vivo en esta ciudad donde encontró paz y tiempo para disfrutar esos años.

Sin dejar las letras al margen, aplaudo la labor de Cabaret Voltaire y su empeñó en traducir la obra de Gómez Arcos. Lo último es que van a publicar la novela Marruecos del autor nacido en Enix, aunque tras años de convivencia en tierras franceses, siempre se negó a volver a su pueblo.

Los que conocimos a Gómez Arcos, sabemos que no era una persona fácil, estaba muy resabiado con este país. Siempre pensé que sus razones tendría, pero tampoco lo expuso en más de una entrevista que le hice. Eso sí, era educado, muy correcto, y cuando se ponía a hablar daba titulares como nadie. Se le veía un dolor interno que siempre se dejó entrever en todo lo que escribía, bien fuera narrativa o fuese teatro.

Y de momento, solo puedo decir que hace unas semanas ha estado en Almería un veterano actor rodando unas escenas para su nueva película. Es curioso, no se ha enterado nadie que ha estado aquí. Bueno los que se enteraron, que eran muy pocos lo guardaron todo en secreto. Es curioso que hace años podíamos visitar los rodajes, hacer nuestro trabajo y ya está. Ahora el mutismo es máximo no vayamos a desentrañar algo y eso no gusta. En eso hemos ido para atrás como los cangrejos. Que tristeza de verdad, y que pena.