Valiente María Corina

Habría sido conmovedor ver a Sofia Imber, Carlos Rangel y Arturo Uslar Pietri en Oslo acompañando a María Corina Machado Parisca. Venezuela, nuestros hermanos venezolanos, nos ofrecen tanto para aprender, intranquilizarnos, pensar, actuar y también maravillarnos. Rómulo Gallegos lo destiló magistralmente en su literatura. En Doña Bárbara, Marisela Barquero y Santos Luzardo encabezan un genial, vivo y trascendente mosaico de lugares y personajes, que nos ayudan a comprender de donde viene María Corina Machado. Por qué lidera la oposición de los venezolanos a rendirse ante el mal del poder totalitario, la política corrompida y todos sus sicarios. Sofía Imber decía “Siempre todo puede estar mejor de como quedó. No hay nada más valioso que ayudar a la gente a que dé lo mejor de sí misma”. Con valentía y tesón María Corina Machado ha sabido trabajar para unir a los venezolanos por y para la regeneración y reconstrucción de Venezuela como Nación que se gobierne con democracia. Libertad, responsabilidad ciudadana e igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley. Enfrentando con arrojo, estrategia y conocimientos a la salvaje dictadura castrochavista del socialismo del siglo XXI. Totalitarismo socialcomunista del siglo XX que con la farsa del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla se llaman progresistas para ocultar el espanto comunista. Los venezolanos llegaron a Oslo con María Corina. Conmovedor y vital el discurso que pronunció su hija Ana Corina Sosa Machado. Transmitió de manera admirable e inspiradora las palabras que ha escrito su madre. Qué importante es saber construir familias con amor y responsabilidad. Nunca hay que olvidar que los ámbitos privado y público van de la mano. Comienza: “He venido a contarles una historia, la historia de un pueblo y su larga marcha hacia la libertad. Esa marcha me trae hoy aquí, como una voz entre millones de venezolanos que se han levantado una vez más para reclamar el destino que siempre les ha pertenecido”. Inolvidables estas palabras. “Desde el principio, creíamos algo simple e inmenso: que todos los seres humanos nacen para ser libres. Esta convicción se convirtió en nuestra alma nacional…Por eso la paz es, en última instancia, un acto de amor. Y ese amor ya ha puesto en marcha nuestro futuro…Venezuela volverá a respirar…Todas las alegrías simples que el mundo da por sentadas volverán a ser nuestras”.