Un relato woke de la extrema izquierda
El daño de Pedro Sánchez al PSOE
Se habla y escribe mucho del daño que Pedro Sánchez está haciendo a la democracia española en su segundo mandato, y poco del daño creciente que inflige al Partido Socialista Obrero Español. Pronto, cuando se vaya o lo echen, lo habrá dejado para al arrastre.
Todo por no aceptar que su primer gobierno había sido derrotado en las urnas por la derecha y, por tanto, debía dejarla gobernar –como hacen todos los partidos socialdemócratas y le recomendó Felipe González– para hacerle una oposición seria y contundente que le permitiera recuperar el poder.
En lugar de pensar en el futuro del PSOE pensó en el suyo. Se inventó una mayoría de aluvión con partidos heterogéneos, y aun contrapuestos, que sólo funcionó en la sesión de investidura e incluía grupos claramente antisistema y vocacionalmente antiespañoles que lo han exprimido a base de chantajes. A la vez, le dio la vuelta al partido, moldeándolo a su servicio, cambiando la ideología socialista por el populismo y convirtiendo los órganos de dirección, baronías y demás estructuras en rebaño de palmeros y estómagos agradecidos.
Ahí estuvo el fallo: como el criterio fundamental, si no único, para la selección de dirigentes del partido, cuadros y carteles electorales, ministros y asesores, jefes de gabinete, fontaneros y directivos de empresas públicas ha sido la lealtad y obediencia al Líder, se colaron en la cúspide de Ferraz y en la de Moncloa indeseables de todas clases. Ahora están saliendo todos a la luz. Cada día.
El sanchismo no va a fallecer por la apocalíptica oposición del PP de Feijóo sino por implosión de sus diversas podredumbres. La básica es la corrupción, que afecta a elementos centrales y peligrosamente próximos al Líder –ya en el partido, ya en el Gobierno– de un proyecto que salió adelante bajo banderas de regeneración y honradez frente al efectivamente corrupto PP. Pero la podredumbre más dañina e indignante para los ciudadanos es quizás la que señala a puteros, acosadores, rijosos y otros enemigos mortales de la segunda bandera del engaño sanchista: el feminismo. Es aún más dañina, ya digo, porque hace estragos en la única franja de edad en la que el PSOE tenía mayoría electoral (mujeres de mediana edad).
Tal vez por eso las denuncias contra los Salazares de estos días proceden del fuego amigo. Son mujeres socialistas las que se están rebelando contra el machismo escondido bajo un feminismo impostor.
También te puede interesar
En tránsito
Eduardo Jordá
¿Tú también, Bruto?
La ciudad y los días
Carlos Colón
Lo único importante es usted
Ciavieja
Las pensiones vuelven a subir