Distintivos y adornos

Las condecoraciones, los galardones o los premios, para reconocer el honor o expresar distinción, se conceden, generalmente, cuando la vida está entrada en años, aunque también por circunstancias extraordinarias que lo justifiquen. Así, quien cuenta con esas distinciones suele mostrarlas con motivo de actos o ceremonias en que resulta oportuno. Un pin, más que distinto o divisa de honor, es un adorno de la indumentaria, prendido en la ropa, con carácter habitualmente de mercadotecnia o representativo. Y ante una mirada observadora, con gesto de introspección, pueden imaginarse las disquisiciones del pensamiento o las divagaciones de las entendederas, en actos donde se lucen los distintivos logrados o los adornos que son producto del gusto o del vínculo. Cumplir años, con una edad avanzada, ya debiera ser motivo de reconocimiento, pues el ejercicio de vivir conlleva méritos sobrados, salvo que la propia vida se haya torcido por variopintas razones que no siempre tienen que ver con el infortunio. Cierto es que los galardones y las recompensas deben concederse por las instituciones, corporaciones, entidades o responsables que las establecen. Mas los clásicos ya aconsejaban, a fin de lograr la virtud, conocerse a sí mismo, y como resultado de esa tarea, nada fácil, no será mala cosa premiarse uno mismo, aunque solo sea con una compostura expresiva en las ocasiones propicias.