El lado oscuro de almería

josé ángel Pérez

El doble crimen del cristalero

Familia. Era, decían, una persona normal y tranquila. La tensión en casa llevó a Tadeo a disparar contra su mujer y su suegra tras una sencilla discusión sobre hacer la cena

Aciencia cierta no se sabe que pudo cambiarle el estado de ánimo a una persona tranquila, muy apreciada y valorada profesionalmente como Tadeo Alfonso Trinidad la tarde del 19 de marzo de 1978. Tras acabar de presenciar el partido que jugaba en el estadio "Franco Navarro" la A.D. Almería frente al Levante al que derrotó por un gol a cero- el año del primer ascenso del conjunto capitalino a la Primera División- una hora y media después mató alevosamente a su mujer y a su suegra de dos disparos de escopeta en el domicilio familiar.

El dramático escenario del espantoso y doble crimen fue una modesta vivienda de apenas ochenta metros cuadrados situada en la segunda planta del número 16 de la calle Turquesa en la colonia de Los Ángeles. Todo apuntó en su momento en que el elemento causante que desató la horripilante tragedia, fue una nueva violenta discusión que cada vez se hacía más frecuente con el paso de los años en el seno familiar y a la que recientemente se había unido la madre de su esposa. Según las manifestaciones del autor del doble crimen en su declaración ante la Policía, la tragedia llegó después que el hombre pidiese que le hicieran la cena urgentemente y meterse por medio la suegra recriminándole sus prisas

Pasaban las ocho y veinte de la tarde cuando los vecinos del bloque del edificio se asomaron a las ventanas al oír las dos potentes detonaciones que alarmaron a los ocupantes de las viviendas limítrofes. Instantes después un hombre seguido de un niño de unos siete años de edad salía apresuradamente del edificio.

Momentos antes Tadeo Alfonso Trinidad de 34 años de edad, natural de Albox y cristalero de profesión, ciego de rabia y de ira cogió su escopeta de caza calibre 12- arma registrada legalmente- y que guardaba en uno de los cajones del armario del dormitorio disparando a boca jarro, primero contra su suegra Antonia Rodríguez Segura, de 69 años de edad, vecina de Nijar que cayó fulminada al suelo en medio de un enorme charco de sangre. El impacto le alcanzó de lleno el rostro.

Después, lentamente y con total sangre fría giró el arma apuntando a su mujer, Maria Isabel Casado Rodríguez de 33 años de edad descerrajándole un tiro en el pecho. Ambas mujeres murieron en el acto. El matrimonio tenía tres hijos de corta edad, el mayor de apenas doce años, uno de siete y el tercero de quince meses.

Uno de los tres hijos, el mediano se topó de frente con el padre en la misma puerta de la casa cuando el pequeño acudía asustado y alarmado por el estruendo de los disparos. El niño aterrorizado pudo ver estupefacto en el estrecho pasillo de la vivienda el terrible cuadro del cuerpo sin vida de su madre y el cadáver de su abuela ensangrentado en la misma puerta del salón estar, mientras el aparato de televisión seguía encendido convirtiéndose en un testigo mudo del brutal doble crimen.

En su ciclomotor, poco antes de las nueve de la noche, Tadeo Alfonso se presentó en la comisaría de Policía. En medio de una fuerte crisis nerviosa y con voz rota explicó al inspector de guardia lo ocurrido. Dado su estado de excitación fue necesario su traslado al Hospital Psiquiátrico para recibir asistencia médica y en cuyo centro estuvo unos días hospitalizado hasta que el juez instructor del caso decretó su ingreso en prisión.

El 23 de noviembre de 1978 se celebró en la Audiencia Provincial de Almería el juicio por el doble crimen, sumario 28/78 donde fue condenando Tadeo Alfonso Trinidad a la pena de 29 años de cárcel por el asesinato de su esposa y suegra. Pena que hasta su libertad cumplió primero en la vieja cárcel de la carretera de Níjar frente al Seminario y posteriormente en el centro penitenciario de Acebuche. Tadeo Alfonso Trinidad se integró de inmediato en la prisión, convirtiéndose en un preso de confianza observando en todo momento- según los propios funcionarios- un ejemplar comportamiento y unos años más tarde, tras concedérsele el tercer grado, salio en libertad falleciendo hace en 2011 en la capital.

Quince días más tarde otro nuevo crimen sacudió a la capital. La tarde del 6 de abril de 1978 unos vecinos de la zona alta de La Fuentecica fueron quienes dieron la voz de alarma después de que encontrasen el cadáver de Juan Fuentes Martínez de 55 años de edad con múltiples señales externas de violencia repartidas por todo su cuerpo. La victima que padecía un alto grado de minusvalía utilizaba muletas para poder desplazarse. El cuerpo destrozado se halló en una tapia junto a un descampado existente en la zona norte de la barriada próximo al antiguo camino de Málaga y a unos 350 metros del bar La Viuda.

Informada la Policía, los agentes del grupo de la Brigada de Investigación Criminal de la Comisaría de Almería enfocaron las pesquisas en torno al círculo de personas relacionadas con el fallecido. La saña del crimen, evidenciaba claramente el odio del asesino. Junto al cuerpo y las muletas se halló una cierta cantidad de dinero y una piedra ensangrentada con restos de cabello que de alguna manera indicaba que fue este fue el elemento usado para matar al minusválido. La cabeza la tenía prácticamente destrozada. Tuvieron que pasar cuarenta y ocho horas para que las gestiones del grupo de Homicidios diesen su fruto.

Las pesquisas de los investigadores los llevaron hasta un joven de raza gitana, José Utrera que habitualmente vendía globos en el Paseo de Almería y quien a la postre ante las pruebas presentadas por la Policía se confesaría autor del crimen. Se supo que el homicida le empujó por la espalda para que se cayera perdiendo las muletas y una vez en el suelo le aplastó la base del cráneo con una piedra.

Aunque el móvil no quedó suficientemente aclarado las causas del crimen se centraron como una muerte por un robo con violencia, aunque también en otros sectores próximos a los protagonistas se especuló con que el crimen fue de una clara tendencia homosexual al discutir ambas personas por el precio de determinados "servicios ".

La víctima y su agresor habían sido vistos un día antes animosamente bebiendo juntos y en armonía por diversos bares de la capital. Juan Fuentes, nacido en Illar residía en una pequeña vivienda en el Camino Viejo de Málaga y vivía de una pequeña pensión que tenía a causa de su minusvalía.

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