Error de pluma

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20 de diciembre 2025 - 13:36

Las locuciones latinas, por clásicas, resultan atractivas, aunque no falten quienes las consideren macarrónicos latinajos. Lapsus calami, así, es un “error de pluma”, dado que ese era el utensilio para escribir, cuando los teclados y las pantallas no estaban ni en las fantásticas profecías de los mitos. Habitualmente, tales errores no tienen ningún propósito, sino que se deben a equívocos o descuidos, si bien pueden escapar, por otra parte, del oscuro pozo del inconsciente, donde se fraguan pensamientos o emociones no domeñados por el raciocinio. Allá por septiembre de 1984, una publicación de trámite, en el Boletín Oficial del Estado, refería un acuerdo, por el que se nombraba juez titular suplente del Tribunal Tutelar de Menores de Melilla, suscrito por el entonces presidente del Consejo General del Poder Judicial. El error de pluma llevó, en este caso, de “Poder” a “Joder”, y el órgano jurisdiccional cambió, de modo rijoso, su objeto. Mas no solo con ese confundido fin fornicador, sino incluso, mirado el estado actual de la cuestión judicial, con la otra acepción, asimismo un tanto malsonante, de molestar o fastidiar. No debió intervenir ningún pensamiento soterrado en el inconsciente error por el que se modificó la identidad del Consejo General, pero habrá quien considere acertada tal denominación errónea. Sobre todo si, por las pesquisas judiciales, se siente afectado, que no jodido.

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