Hay guasa, ¿no?

16 de octubre 2025 - 03:08

Quiero pensar que se trata de coña marinera, porque de lo contrario, me vería obligado a preguntar a los partidarios de la inquebrantable adhesión a Sánchez, aquello de ¿A Vds. no les molesta hacer el ridículo? Pues ya de por sí, era motivo de cachondeito entre la España pensante, lo del ministro Ángel Víctor Torres que pidió la semana pasada el Nobel de la Paz para su venerado presidente, reafirmando que no hay límite para la sandez en este partido que nos gobierna – lo de gobierna, es un decir , porque hasta el más memo de las Españas, sabe que quien manda es Puigdemont – ahora, para demostrarnos que la estupidez no tiene límites, ha aparecido una señora adscrita a la Diputación provincial de Granada, que durante su intervención en el pleno ordinario de la Cámara provincial, dijo textualmente: “Aunque ustedes quieran echarle la culpa al señor Pedro Sánchez de todo lo habido y por haber, algún día lo haremos santo o lo elevaremos a los altares… Cada uno decide sus santos”; y no es que este mortal que guía la pluma, sea contrario a la santificación de nadie, pues últimamente, hay tantos santos que uno más y gratis ¿Qué importa? Pero claro, cuando a uno le asisten tantas primaveras, si el Altísimo, no le ha obsequiado con el Alzheimer, se le viene a la memoria, el cachondeo – y entiendo que justificado – que se esparció por la calle, cuando hubo quien insinuó que Franco, fuese elevado a los altares y le llevaban bajo palio; y aún más enérgica fue la coña exhibida por los cuatro socialistas que, escondidos y con el “dodotis” perpetuo, hablaban pestes y se pitorreaban de la idea, aunque no tuvieran agallas para decirlo en público, pero bueno, al fin y al cabo, hasta el agua es escasa en la sopa del pobre; y en los tiempos de la inquebrantable adhesión al generalísimo, aquello, se tomaba a coña, tanto por tirios como por troyanos, pero eso sí, en secreto pues, aquí había un gobierno que, emulaba a Juan Belmonte cuando decía aquello de que: “Quien más cojones tiene, es el toro”,- eran otros tiempos - aunque luego, un espabilao de la política que vino a salvarnos y lo hizo comprándose un chalet de lujo y buscándose una paga para la parienta de las de no te menees, a sabiendas de que el tonto vota por costumbre; decía que disfrutaba viendo cómo le sacudían a la policía, pero en aquellos tiempos, no era lo mismo, pues había “rojillo” que tenía las espaldas como el Vaticano – por el número de cardenales, se entiende - . Y no es que extrañe en grado sumo, tanta sandez, pues ya decía mi abuelo que es más difícil comprender a un tonto que a un premio Nóbel, sin duda porque la estupidez es consecuencia inseparable de la inepcia. No obstante, lo chocante, sin duda ha sido que hogaño, en estos tiempos en los que se ha reinventado lo de la inquebrantable adhesión al excelso presidente, se predique como serio y responsable, lo que antaño era pitorreo, pues no me negarán Vds. los que tengan la deferencia de leerme que al ver a un socialista de los de paga, abriendo la procesión de San Pedro Sánchez, con el simpecado a cuestas, el cachondeito, sería de época, aunque dado el peloteo existente, los codazos por llevar el “sanctus per gratiam stultorum” entre “Paxi López” y Oscar Puente, exigiría relevo, como en los partidos de fútbol; y no digo nada, de la gozada de ver a todas las ministras actuales, vestidas de “Manolas”, ataviadas con sus Kufiyas en sustitución de las mantillas y peinetas; y, cerrando la procesión detrás del santo, los entruyados propuestos para el indulto que, a la vista de las circunstancias, van a ser unos cuantos. ¡Joder! ¡Qué Semana Santa! Yo no me la perdía, con el “pescaito frito de Sevilla” sus “hortiguillas”, las tortitas de camarones, unos calamarítos, y gambas de Huelva, amenizado todo con manzanilla ¡Casi ná! de Sevilla ¡Al Cielo!

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