El sentido del uso parlamentario se ha convertido en una junta vecinal de cualquier comunidad. Lo que ha hecho Vox, al presentar una moción de censura a Pedro Sánchez, hará que refuerce su mandato y saque a pasear su sonrisa de poder por cada esquina de su escaño. Para lo único que servirá será para ver a un Ramón Tamames hablando de su libro, una vez más, y contándonos anécdotas maravillosas de cuando había políticos de pitillo en boca y corbata de cachemir. Perderemos el tiempo y seguiremos mirando hacia otro lado sobre los asuntos que realmente preocupan. Fíjense y quédense con esto, Vox lo hace para hacerse notar y repetir una y otra vez que ellos han sido los únicos "que han hecho algo para quitar al presidente del Gobierno". El partido de Abascal ha comenzado su campaña electoral y es lo que veremos dentro de unos días en el atril de la Cámara Baja. Veremos ataques directos a toda la bancada socialista, morada y, de remate final, algún ataque al PP. Es la nueva estrategia del verde chillón, poner en duda las raíces políticas de los populares y así, hacer sudar a Feijóo alguna que otra vez. La última fue con el tema del aborto, cuando el expresidente de la Xunta de Galicia se lío y le dieron por todos lados. La "derechita cobarde", como la describen los de Vox, lo escucharemos más de una vez y más sabiendo que el presidente del PP no acudirá a la moción. Una desesperación por salir del sin más y poder decir que hasta los comunistas de Carrillo están hartos de él. Un sin sentido de medida teniendo a todos los diputados en contra y que quedará como una anécdota más. Eso sí, habrá efecto porque el altavoz que tendrán los de Vox en los titulares de los informativos será gigante. A lo mejor rascan algún voto. Mucho me temo que será lo máximo que conseguirán. Al final, y como decía al principio de este texto, se hacen sesiones de control en modo campaña y se usan las instituciones por el interés del propio partido, aunque renieguen incluso del sitio al que representan. Es el caso de la portavoz de JxCat, Míriam Nogueras, que apartó la bandera de España en la sala de prensa, sin recordar que por trabajar en ese sitio cobra cerca de 120.000 euros anuales. Como cantaba Pancho Céspedes: "De esta vida loca, loca, loca ,con su loca realidad".

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