Literarias lecciones

17 de octubre 2025 - 03:09

Inducidos no pocos fervientes adictos, por el pensamiento simple, y breve, de algunos influyentes -aunque extendido esté el extranjerismo “influencers”-, a postergar o rechazar la lectura, no estará de más ofrecer algunas literarias y excelsas muestras de la alumbradora influencia de la lectura, así como de los acrecentados beneficios de hacerla cotidiana. “Desear decir no es ya haber dicho sí”. Este genial aserto de Paul Auster, en Trilogía de Nueva York, no es que nos haga mejores tras leerlo y meditarlo, sino más capaces de conocer las introspectivas disposiciones de la voluntad. Y una valiosa lección es apreciable: tomar una decisión, más que de la opción alternativa entre hacerlo o no, resulta de haberla tomado y querer cambiarla. Otra cuestión, iluminada por la lectura, tiene que ver con los contrarios efectos de las rutinas, ya que estas explican los hábitos y, a la vez, llevan al deseo de dejarlas atrás, por más que no tarden en repetirse. Javier María, en Berta Isla, lo escribió así: “A un mañana le sucede un mañana, siempre hay otro, eso es lo bueno y lo malo: lo bueno porque nos ayuda a despertar y levantarnos, lo malo porque nos paraliza y nos lleva a pasar las jornadas aguardando su conclusión”. Puestos a definir, de manera ontológica y con el concurso de la metafísica, las características del ser y de sus propiedades, se nos agotarían las entendederas y Saramago, en Ensayo sobre la ceguera, lo hace fácil con literaria maestría: “Dentro de nosotros hay algo que no tiene nombre, esa cosa es lo que somos”. Del mismo autor, el nobel portugués que se sintió español -propugnaba una Iberia unida- y de esa misma novela es otra afirmación que se acerca, de algún modo, a la naturaleza de las mentiras piadosas o, quizás más, a una maquiavélica mixtificación, un engaño, para conseguir fines verdaderos: “Tiene la verdad muchas veces que disfrazarse de mentira para alcanzar sus fines”. Y en otra de sus novelas, El hombre duplicado, Saramago ofrece, como resultado de la lectura, el modo de dar con una completa explicación de nuestros actos: “Va siendo cada vez más evidente que, después de tantas tentativas más o menos malogradas, por fin alcanzaríamos la explicación completa de nuestros actos si nos propusiésemos decir por qué hacemos eso que decimos que no sabemos por qué hacemos”. Hecho este ligero ejercicio de lectura, acaso no seamos mejores, pero sí algo más perspicaces y capaces de aplicar el entendimiento ilustrado.

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