Ni es cielo ni es azul
Avelino Oreiro
Se adelantó el invierno
El “orgullo” que sintieron Sánchez y sus ministros, tertulianos y palmeros, con la tele pública en cabeza del pelotón, por el esperpéntico espectáculo del final de la Vuelta, y lo que dijo Ayuso de que eso parecía “Sarajevo en guerra”, sin provocar ningún rictus de espanto entre sus seguidores, hay una brecha que se expande día a día por ambos extremos y lo que en un tiempo fue el centro político es ahora un agujero negro cada vez más inmenso que acabará tragándonos a la gran mayoría en cuanto nos descuidemos, al fin y al cabo el destino de este país es enfrentarnos los unos a los otros cada cierto tiempo y la próxima contienda puede ocurrir pronto, ahora tenemos unos magníficos políticos que parecen empeñados en que llegue cuanto antes, así que se agradece la ayuda de Trump, Putin y Netanyahu pero nos sobra su colaboración, ya nos matamos nosotros solos, anda que no tenemos experiencia (Puchi, qué suerte tienes, jodío, de estar ya fuera de España, digo, de Cataluña).
He leído que Sánchez, además de afirmar que con la Vuelta hemos salvado el honor de Europa, ha dicho al PSOE que le toca “inspirar a otros, ser la luz”, y Feijóo ha animado al PP a ser “la luz frente a la oscuridad”. Así que Europa en particular y el mundo en general van a estar expectantes ante esa luz española que los va a iluminar. Sucede (vaya por Dios) que la falta de inversiones en las redes eléctricas (¿hemos invertido algo últimamente en algún sector, aparte de en asesores políticos y en TVE?) ha provocado que España esté al borde de la saturación y, como leíamos el martes en el editorial de este diario, Andalucía supera en diez puntos la media: el 92,8 de sus nodos eléctricos ya están ocupados, y en concreto Almería (somos campeones) y Málaga no pueden atender más demanda. ¿Han tenido en cuenta esto nuestros amados políticos? ¿Se sabe cuándo se va a producir el próximo apagón nacional, perdón, el próximo apagón estatal plurinacional asimétrico? Que seamos una luz para el mundo es muy importante, pero si no invertimos en las redes eléctricas, al menos el Gobierno tendría que repartir velas y linternas entre el personal. ¿Cómo vamos a ser una luz para el planeta si el Gobierno no prepara un plan B y la oposición no promete superarlo si llega al poder? “Sí, pero las velas en Cataluña tienen que alumbrar en catalán”. Por supuesto, Puchi, como no podía ser de otra manera (este tío es que no para).
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