Su nombre es Juan Bernardo Fuentes Curbelo, uno de los 120 diputados que se sientan en un escaño del Congreso de los Diputados pertenecientes al PSOE. El susodicho fue destituido por presunto cabecilla de una trama de corrupción que operaba valiéndose de su condición de diputado. Según alegan informes policiales, utilizaba las instalaciones del Congreso para demostrar su influencia a los empresarios con los que contactaba, a los cuales les exigía el pago de dinero en efectivo por hacer de mediador. El tipo, una vez hechas las correspondientes negociaciones, las celebraba con comidas en restaurantes y fiestas, digamos indecorosas, sufragadas por los empresarios con los que había traficado. Lo cierto es que no operaba en solitario, sino en comandita con Francisco Espinosa Navas, ilustre general del ejército español que, de la misma manera utilizaba la dirección General de la Guardia Civil, en Madrid, para recibir a los presuntos miembros de la trama. La noticia refleja la participación de los dos ilustres personajes en el negocio que se llevaban entre manos, pero los efectos que producen no son los mismos en los gremios de los que forman parte. Los trapicheos del general, cuyo rango es destacado, quedan como un hecho aislado, algo personal, y no se han utilizado para calificar al ejército como un cuerpo donde frecuenta la corrupción. Sin embargo, el comportamiento de un simple diputado, de cara a los medios y la opinión pública, es como una mancha de aceite que se extiende por el PSOE. Los titulares del periódico El País, donde leí la noticia eran de gran tamaño y hacían referencia al partido socialista: "El exdiputado del PSOE acusado de corrupción recibía a otros miembros de la trama en el Congreso". La participación del general figuraba como noticia con letra pequeña y sin datos que afectaran a las fuerzas armadas. Es lamentable que un gobierno liderado por el PSOE, después de haber superado las difíciles circunstancias de una guerra, una pandemia, con una oposición dispuesta a hacer todo el daño posible, vejando la imagen de España en Europa, y habiendo aprobado leyes tan beneficiosas para los jubilados y trabajadores, se vea manchada por la conducta de un sujeto impresentable. No será de recibo generalizar, pero algo de culpa si tienen quienes asumen la potestad para confeccionar las listas, que deberían de mirar con lupa a la hora de elegir y no dejarse llevar por fidelidades interesadas

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