
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
A Montero no le salen las cuentas
No fue una gran presidenta de la Junta de Sevilla y periferias para esta Almería nuestra, se le atragantó Pedro Sánchez en unas primarias cuando iba en cohete hacia la secretaría general del Psoe, de las que, al cabo de más de seis años, nos viene a poner en solfa: Ocurrieron cosas feas en las mismas. Mucho tiempo, demasiado, ha tardado en manifestar que aquella operación tuvo sus trucos, triquiñuelas y otras zarandajas a las que Sánchez y su equipo parecía acostumbrado. La llamada sultana durante su tiempo de abadesa mayor en El Convento, se plegó a todo lo que venía de sus anteriores jefes, Chaves y Griñán. Llegó a retirar a la Junta de la petición ante la justicia de la devolución del dinero volado de los Eres.
Pero no creo que sea el momento de hacer un balance de su tiempo, aunque es de reconocer que en sus últimas elecciones ganó, pero la unión de las fuerzas rivales, la alejaron de la presidencia, y la dejaron en las crueles manos de Pedro. Le dieron un salida, pero le hicieron sufrir lo suyo. Los tiempos que corren, con un Sánchez cada vez más hundido en la corrupción, hacen que Susana saque la cabeza, hable, y se atreva incluso a criticar a sus compañeros. Lo hizo tras el mensaje: “Está muy jodida”, y lo hace cuando le preguntan si pone la mano en el fuego por la inocencia del compañero S. Cerdán. Reconozco que la contestación me pareció oportuna. “Solo pongo la mano en el fuego por mis hijos, los he parido yo, ni por mi marido que me lo encontré en la calle”. La frase es rotunda. Y tiene razón la antigua sultana, yo solo pondría la mano en el fuego por mi Moni, aunque no la haya parido, como pueden ustedes imaginar.
Cuando hemos comprobado cómo se quemaba María Jesús Montero por un compañero, Bolaños por otro, el que salga la señora Díaz y nos diga que ella no pone la mano en el fuego por ningún camarada de partido, es cuando menos indicativo de que en el seno del Psoe, no todos están por la labor de defender a Sánchez y a la gente de su más íntimo entorno político. Las grietas se abren, poco a poco, pero se abren. Y el navegar del barco sanchista se hace cada día más complicado, las aguas lo inundan y no solo desde el frente familiar, también dentro de su partido. Los nervios asoman en todos los organismos que regentan o manipulan. Nadie quiere ver lo que ocurre en su entorno, pero Susana lo dijo claro: No pongo la mano en el fuego por nadie del Psoe.
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