Ni es cielo ni es azul
Avelino Oreiro
Se adelantó el invierno
En educación es muy común enfrascarnos en arduas batallas dialécticas sobre «lo que es mejor» para el alumnado. Casualmente, «lo mejor» siempre es lo de uno, lo propio, lo que uno mismo ha hecho. Nunca es lo que ha hecho o propone la persona que está enfrente. De esta manera, es difícil de entrada construir.
El primer paso serían los principios: ¿tenemos claro que la inclusión de todo el alumnado y la participación de familias y agentes sociales es el punto de partida? ¿tenemos claro que la educación no es solo para dar una lista interminable de contenidos, sino que ya sea de forma inevitable o consciente siempre se educa? ¿tenemos como objetivo la máxima preparación intelectual del alumnado, el nivel, los mejores resultados, la convivencia , a la vez que formarlos como ciudadanas y ciudadanos críticos? ¿debe contribuir la escuela a la igualdad de oportunidades?
Alguien podría decir «si, pero es más importante esto, que los resultados», «yo es que me quedo con lo de ser personas críticas», o el sector más rancio pensaría «eso es muy bonito, pero yo estoy aquí para dar mis contenidos, sobre todo». Aún con matices, ¿compartes todos estos principios, en mayor o menor grado? Entonces, ¿por qué no empezar a construir, cada uno desde su parcela o su enfoque?
Respecto a la práctica docente, la primera pregunta que habría que formular ante cualquier propuesta sería: «¿dónde se ha hecho? y ¿con qué resultados?» (observación para quienes desprecian el discurso de los resultados: no solo resultados cuantitativos, sino cualitativos, no solo evaluados de un modo, sino de muchos, no solo establecidos por una persona, sino de forma participativa).
Hay ciertas actuaciones que han demostrado ser válidas en todos los contextos en que se han aplicado. Estas deberían ser incuestionables y deberíamos incluirlas sí o sí. Y luego hay cientos, miles de buenas prácticas que se han aplicado en contextos muy concretos, que si no contradicen los principios y además se pueden introducir junto con las actuaciones anteriores, debemos añadirlas. Aquí se incluiría un amplísimo abanico: trabajo por proyectos, coeducación, uso de las TIC, técnicas Freinet, contenidos referentes a minorías étnicas o culturales, patios inclusivos… por citar solo algunos ejemplos. ¿Por qué necesariamente lo propio es siempre lo mejor? ¿por qué no lo tuyo y lo mío también?
También te puede interesar
Ni es cielo ni es azul
Avelino Oreiro
Se adelantó el invierno
Utopías posibles
Silencio personal y movilización social
Opinión
Aurelio Romero
Otro cambio de opinión
¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
La nueva España flemática