El momento de las cosas

El momento de las cosas.
El momento de las cosas. / Javier Alonso

17 de agosto 2025 - 06:00

Usar un paraguas como parasol o sombrilla no tiene más importancia que la que quiera atribuirse al cambio del uso propio de las cosas por el resultante de la oportunidad, de la necesidad o de la falta de lo que sería adecuado. Aunque este paraguas negro, color nada característico de un parasol, como utensilio para aminorar la inclemencia canicular, se presta a alguna que otra consideración sobre la cambiante naturaleza de las cosas. Verdad es que tanto el paraguas como el parasol tienen casi idéntico armazón, pero en un caso protege del aguacero y en el otro del bochorno. De ahí esa ligera extrañeza cuando, en las calentadas aceras por la carolina, se usa un paraguas, cual si a un nublado de los días acompañara un chaparrón. O, asimismo, cuando la indumentaria corresponde a la estación, pero no a la que suele llevarse bajo un quitaguas. Si bien esta última circunstancia atenúa el efecto del contraste, ya que otra cosa sería -y ya no solo valerse de un paraguas por razón del apaño- recorrer la calle en agosto con paraguas y abrigo de lana. No da, en fin, el paraguas en verano para la extravagancia, pues su uso no se debe a una pretendida originalidad o a un estrambótico adorno, sino por socorrido y hacer avío. Mas la sencilla y natural extrañeza que provoca quizás lleve, por elevación, a la importancia del momento de las cosas en el orden de su curso.

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