Padres, ¡ya está bien!

Por las mañanas, dirección al colegio, o a la guardería, es fácil ver a niños en su cochecito con el móvil en la mano y con la vista cosida a la pantalla. En los restaurantes, o en las terrazas, aún no se han sentado los mayores y los niños ya tienen la tablet o el móvil de papá o mamá delante de los ojos, apoyado en las copas del servicio.

En los trenes, autobuses y aviones, el uso de dispositivos para entretenerlos y que no se aburran y “dejen de dar el peñacen” es masivo. Visto lo visto pienso que buena parte de estos críos consumen en casa largas horas pegados a la pantalla.

Empezó como un hecho positivo y aprendían habilidades digitales muy pronto, tenían acceso a juegos y contenidos que les educaban. Nos dejamos deslumbrar por la publicidad positiva y no vimos la oleada de efectos secundarios. En el momento que ponemos en las manos de un niño una tablet o un móvil le dejamos solo ante el mundo.