Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
Las últimas investigaciones cifran en 7251 los españoles torturados en Mauthausen. De ellos sucumbieron al horror del exterminio más de 4700. Formaron el mayor, aunque no el único, contingente de deportados españoles en los campos nazis. Los “Rotspanier”, nombre que se les asignó, superaron los 10000, según las últimas estimaciones oficiales. Conviene precisar que no eran españoles sin más. Todos ellos, sin excepción, fueron republicanos a quienes el Franquismo convirtió en apátridas.
Andaba yo enfrascado en esas cavilaciones porque el pasado 11 de mayo Felipe VI y la reina Letizia participaron en la conmemoración del 80 aniversario de la liberación del campo de Mauthausen por un pelotón de la 11ª División Acorazada norteamericana. A Felipe VI y a su esposa les presupongo la mejor de las intenciones. Además, no parece que deban supeditarse a recomendación alguna, por más bienintencionada que sea, como en este caso. Pero, claro, el caso es que todos ellos terminaron allí por ser non gratos a los fascistas españoles, aliados firmes y manifiestos del Reich hitleriano. ¿Cómo obviar que el abuelo del actual rey combatió con las tropas golpistas, que estas enarbolaron la bandera monárquica, que en abril de 1939 Alfonso XIII se puso al servicio del Caudillo o, en fin, que el mismísimo Franco restituyó la corona a su padre? No parece muy descabellado pensar que la sensibilidad republicana de este país se haya sentido seriamente ofendida. Es cierto que conviene pasar página ya de una vez por todas, que no debe perseguirnos eternamente la Guerra Civil Española. Pero la solución quizá no sea aplicar una suerte de Ley de Amnesia Histórica, sobre todo sin reconocer y asumir las responsabilidades que cada cual tuvo. No tuve tiempo de detenerme en mucho más. De repente volvieron a caer bombas sobre mi corazón ya de por sí ensangrentado, también sobre los de todas aquellas personas de buena voluntad que pueblan nuestros planeta. Cuando matan una ,y otra, y otra vez más, continua y constantemente a población civil en Gaza nos golpean también a nosotros. La historia puede llegar a escribir páginas de una crueldad mayúscula. Los descendientes de las víctimas mayoritarias en los campos de exterminio se han convertido en exterminadores modernos, desencadenando un genocidio interminable e ignominioso en Palestina. Llega un momento en que no entiendo qué sentido tiene conmemorar la liberación de Mauthausen, mientras se calla la abrumadora evidencia del genocidio que el ejército de Israel está cometiendo con los palestinos de Gaza. La verdad, no sé si dentro de 80 años quedarán descendientes de los posibles supervivientes de este festín de crueldad. Pero sí que quiero creer que en nuestra mano está tratar de evitar tanto sufrimiento.
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