Perros familiares

Poco habrá que objetar al cuidado de los perros, pues su condición de mejores amigos del género humano lo predispone. Las mascotas, por otra parte, no solo satisfacen el deseo de tener animales cerca y hacerlos casi familiares, sino que asimismo sustituyen la más enjundiosa compañía de los vástagos cuando la dificultad de criarlos o mantenerlos, si no el rechazo a engendrarlos, hace que la natalidad se resienta sobremanera. Los perros que viven en los domicilios de sus dueños, aunque se hacen a las maneras de convivir bajo techo, necesitan darse un garbeo y olisquear el territorio, para después volver a cobijarse en el hogar. Puesto que muchos dueños suelen tener dificultades y poco tiempo para los paseos perrunos, hay que buscar formas de guardería canina que reúnan tercios variopintos de perros familiares. Y estos pueden parecerse a sus dueños, no solo en algunos rasgos físicos, sino en comportamientos y conductas, de manera que se adviertan similitudes a dos piernas y a cuatro patas. Tal parecido acaso resulte tanto de la elección de los dueños, que prefieren perros con aspectos físicos y comportamientos algo semejantes a los propios, como de la imitación, por los perros, de conductas que observan en sus dueños, a causa de la familiaridad que los vincula, con interacciones repetidas y cotidianas. Por ello hay que cuidar que estos perros, diversos en sus modos, paseen en armonía.