En tránsito
Eduardo Jordá
Mon petit amour
Leo encarnizados debates en redes sociales (siempre son así, da igual el tema) sobre la formación inicial y permanente del profesorado. Ruego que las líneas que a continuación escribo sean leídas como madres, padres, ciudadanía en general… Pongámonos todos y todas esas gafas, porque la educación al final es un sistema (como el sanitario) que todos alguna vez necesitamos y que alguna vez hemos utilizado o estamos utilizando. Da igual a lo que te dediques. Pasaste por una escuela.
Algunas preguntas iniciales serían: ¿qué tipo de profesorado necesitamos? ¿qué tipo de escuela somos capaces de hacer? Y sobre todo ¿qué clase de sociedad queremos construir? ¿qué clase de individuos, personas, ciudadanos y ciudadanas, queremos? Tengo clarísimo que no debemos conformarnos con nada que no sea lo máximo: la mejor preparación técnica, los mejores contenidos en ciencias, letras, humanidades, artes, idiomas… con los mejores medios. Sin embargo, con eso no sería suficiente. La complejidad del mundo en que vivimos, tanto en las relaciones interpersonales como en el propio modo de vida, las necesidades empresariales, los grandes retos sociales como el cambio climático, la lucha contra la pobreza, las desigualdades, etc., hacen que no solo debamos procurar contenidos de historia o de biología. Hay que hacerlo con un determinado enfoque. Necesitamos una ciudadanía democrática y crítica, así, para empezar.
Teniendo mínimamente claro lo anterior (nunca antes), será el momento de pensar cómo queremos que sea el profesorado. Si queremos la mejor formación, tendremos que tener a los mejores profesionales. No a esos que como no encontraron un trabajo interesante de lo suyo, no consiguieron vivir de la investigación, no consiguieron una estabilidad laboral en su campo… y se conformaron con la docencia. Necesitamos que solo los mejores expedientes terminen impartiendo docencia en las etapas obligatorias. Pero no solo eso. También necesitamos que demuestren una amplísima formación pedagógica y conocimiento científico (sí, he dicho científico) de todas aquellas maneras de organización, metodologías y técnicas que mejores resultados dan, que están más que demostradas. Gente que sepa distinguir el polvo de la paja, en pedagogía. Esto sería solo el primer paso. Luego habría que hablar de la carrera profesional docente, de cómo entrar, ascender o salir (sí, he dicho salir) de la docencia.
También te puede interesar
En tránsito
Eduardo Jordá
Mon petit amour
Ignacio Ortega
Encomendados al “Santo”
Reflejos
Francisco Bautista Toledo
Fin de año
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
Certezas del año que se va
Lo último