Progresismo para necios

29 de junio 2025 - 13:58

Progreso es una voz de moda en cualquier discurso político, aunque pocos, quizá muy pocos, atisben el fraude que provoca la equívoca pluralidad de sus adjetivaciones. Porque nada tiene que ver el prestigio del progreso científico, con el incierto progreso social o intelectual de una generación. Y por lo mismo que es de necio confundir valor con precio, actúa con necedad, o sea, con falta de sensatez y carencia de entendimiento, quien no distingue, embaucado, entre el avance técnico y la decadencia social. Por eso hay quien vota al político que alardea de avanzar, aunque se le vea dando tumbos, extraviado y sin rumbo, o circulando en sentido contrario al que debiera, pero lo excusa como aquel soldadito que decía que nunca huía, que solo daba media vuelta para seguir avanzando. Ese es el progreso de los necios, el basado en un bucle decadente, en cuyo interior campea el engaño de los relatos que emboban, que entremezcla, falazmente, el desarrollo tecnológico con la degradación moral y política, todo manoseado en un merengue, como decía el tango, con el que empalagan el paladar populista. Y cabe calificar de necio -porque no sabe lo que podía o debía saber a través de las hemerotecas- a quien a estas alturas aún no se percató de que vivimos gobernados por la pleonexia (Aristóteles) política de quienes codician tener más de lo que les corresponde, más que los demás, y plegaron su obligación de honrar la convivencia, por su devoción de saquear las arcas del Estado. Y con impudor califican de progreso la perversión del sistema autonómico con discriminaciones entre territorios, o la colonización de instituciones, igual que se hacía en el S.XIX, o el control de los medios vía subvenciones desiguales, por no hablar de la sustitución del Parlamento por negociaciones ocultas con prófugos de la Justicia ultrajando el Estado de Derecho, cuya perversión ha culminado un TC domeñado, con una amnistía que será ridiculizada por las instituciones y tribunales europeos, amén de usar tantas mentiras y corrupciones como se notician entre la hiriente indiferencia ciudadana. Decía J. Rawls que las dos primeras virtudes de la actividad humana, la verdad y la justicia, nunca pueden estar sujetas a transacción, que es lo que el sanchismo hizo con una y otra virtud, en su progresismo para necios que intoxica el progreso real de este país. Feliz descanso estival y hasta que refresque o, por si acaso, hasta siempre.

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