Un relato woke de la extrema izquierda
Pudieron ser estrellas, 2: Ánfora
En la corta lista de restaurantes que, en mi opinión, pudieron haber llegado a tener estrella Michelín tengo a Ánfora, que estuvo en la calle de González Garbín, 25, detrás del Apolo. Fundado en 1984 por Manolo Rodríguez, llegó pronto a las guías. En 1985 salió calificado con 1 Sol en la Guía del Viajero. En 1986 apareció recomendado en la Michelín y calificado con 5,5 puntos en la Gourmetour, que al año siguiente lo subió a 6 puntos (el único de la provincia). La Campsa de 1986 le dedicó un amplio comentario: “…las hortalizas frescas, los pescados del Mediterráneo y los magníficos frutos tempranos son una realidad en el diario de su cocina” y lo calificó con 1 “gasolinera” (luego volvieron al Sol de sus primeras ediciones). Era el único restaurante de Almería capital con tal galardón; solo había otro en Aguadulce: El Abuelo. Y eso que esta guía era dadivosa: aquel año había más de 200 restaurantes con 1 gasolinera y 15 con 4 (luego volvieron a tres máximo). Antes de Ánfora solo había tenido 1 Sol Campsa El Rincón de Juan Pedro, en 1979.
En todas las guías siguió apareciendo Ánfora como el mejor de la ciudad hasta 1994, aunque en 1991 cambió de cocinero y bajó algo. Recuerdo algunos platos emblemáticos como un panaché de legumbres y verduras que la Guía del Viajero de 1986 calificó de “genial”. O una cococha de mero que disfruté en gustosa compañía. Pescado a la pimienta verde, salmonete relleno, langosta a la americana, ajoblanco con melón, escalopines al vino…y postres originales. El ambiente era elegante sin dejar de ser sencillo, como su cocina y su servicio, profesionales modernos. En mi columna de La Voz de Almería le dediqué un elogioso comentario en septiembre de 1984 y lo comparé con el Café de París de Málaga y Or-Iza de Sevilla. Los tres apuntaban a estrella Michelín y de hecho José Carlos García e Iñaki Izaguirre la obtuvieron.
José Carlos la mantiene divinamente en su JCG en el Muelle Uno. Izaguirre, un culillo de mal asiento que ya había tenido éxito en Madrid, dejó Or-Iza y se mudó a un hotel de 5*GL en Carmona cuando la Expo’92. Comí en la “Casa de Carmona” en 1994, muy bien por cierto. Pero se volvió a mudar y lo perdí la pista. Ánfora, como decía, bajó algo, Manolo se fue cansando y terminó por cerrar en 1995. Justo cuando empezaba a destacar Philippe Galindo, del que hablé aquí la semana pasada.
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