El retrato de Dorian Gray

18 de noviembre 2025 - 03:07

Cuando veo en televisión la imagen de nuestro presidente, deteriorado y demacrado, no puedo evitar acordarme de El retrato de Dorian Gray, la novela que Oscar Wilde publicara como cuento, en 1890 y ampliara como novela en 1891. La novela trata de un joven, de los denominados epónimos en la vida histórico/novelesca, al que pinta un amigo íntimo, posiblemente enamorado de su belleza – hecho disimulado, dado el catolicismo ferviente de Irlanda - , y al que su soberbia le lleva al hedonismo, hasta el punto de creer que la belleza y el disfrute de la vida en todos los sentidos, es la única razón para vivir. En un momento de soledad, recuerda que la belleza es pasajera y que un día se desvanecerá y él, dejará de ser un referente de envidias y deseos; en un momento de crisis depresiva, desesperado, decide vender su alma al diablo y traspasar su alma al cuadro, con el fin de que sea el cuadro quien se degrade y destruya por el envejecimiento y él, permanecer en su belleza. Cuando su alma se traslada a la imagen del cuadro, lo observa en solitario cada día: y desde ese momento, a medida que su vida transcurre presa de los siete pecados capitales, la imagen del cuadro va acumulando una fealdad al adquirir la imagen los efectos de su soberbia y desprecio a los demás, transformándose en una imagen horrible, enloquece y lo destroza con un cuchillo; pero en realidad, se está matando a sí mismo, muriendo de inmediato. La enseñanza es simple, el retrato no es más que la acumulación de la podredumbre de su alma a consecuencia de sus muchos pecados. Cuando al final de la novela, los criados entran en la habitación donde está colgado el cuadro, al pie del mismo, se encuentran a un anciano, muerto y retorcido de sufrimiento. No obstante, cuando destapan el cuadro, la belleza que recogió el pintor está en todo su esplendor. La muerte, se llevó su alma y la belleza ha vuelto a resurgir. Después de la cantidad de desatinos que este gobierno, con su presidente al frente, está perpetrando en España; es de sentido común que SSª medite acerca del por qué en la calle, la contestación a su presencia da muestras de una crudeza y un rechazo incontestables que, en la práctica le ha obligado a salir rodeado de escoltas, manteniendo al pueblo alejado y seleccionando a los loadores que le han de aplaudir, a la simple señal del jefe de la “claque”, concediéndole ovaciones que no se creen ni quienes las oyen. En la situación actual, solo el ansia de poder le mantiene en el cargo, pagando un precio, - a veces inmoral - a quienes, deseando la destrucción de España, le apoyan para conseguir unas prebendas que han de pagar el resto de los españoles; y a eso, se llama soberbia, en cuanto al poder; y, en cuanto al uso y disfrute de los bienes del Estado, ¡Avaricia! Con la inmigración desbordándonos; con el narcotráfico, destrozando la seguridad en Andalucía; con la seguridad en la principales ciudades españolas, al borde del desastre – Barcelona y Madrid, tienen barrios con un nivel cercano al Molenbeek-Saint-Jean de Bruselas – cuando la delincuencia está alcanzando ya el nivel que ninguna democracia ha sido capaz recuperar; la historia demuestra que las democracias, apenas consiguen, mantener el nivel sin que ésta aumente; cuando con este gobierno, se ha bajado la represión de la delincuencia en el Código Penal, liberando y aliviando las penas a los maltratadores, con una ley ineficaz y lamentable, con un control de los maltratadores que da vergüenza, estando la protección de las mujeres en manos de unos inútiles. Y ahora, para colmo, aparecen en el Congreso los aires que ya sacaran en el 36 unos desalmados, animando a “reventar a la derecha” dicho por una irresponsable, mejor tres, que han llegado a ministros porque España, se ha convertido en Casa Pepe (o casa Pedro, más bien) . Aunque solo sea pensando en la historia, ante una amenaza como ésta, sin duda lo más grave oído en el Parlamento desde 1939, hay que convocar elecciones, antes de que la situación sea irreversible y comiencen a aparecer cadáveres por los rincones, pues reventar a la derecha, se parece mucho a cuando Galarza le dijo a Calvo Sotelo: “La violencia puede ser legítima en algún momento. Pensando en SSª, encuentro justificado todo, incluso el atentado que le prive de la vida” Y eso, debería de dar miedo a… ¡Todos! Los genios, siempre predicen el futuro; y Oscar Wilde, lo era.

stats