Romance del putero desterrado

11 de julio 2025 - 03:06

De sus ojos tan fuertemente llorando, despídese del burdel “El calentón del Dïablo” un militante de base aspirante a secretario del PSOE de su pueblo, Villafranca del Pantano. Ni oficio ni beneficio, nombre de pila: Romualdo, tiene fama de vinagre y putero redomado. Las lagrimillas le empañan la visión del mobiliario: los letreros de neón, la pasarela, el estrado, la barra de pole dance, los sofás de cuero blancos, la tenue luz ambiental, las raras flores de plástico, la bola de discoteca, el decorado romano, el cortinaje de seda, la puerta del reservado…, que ve por última vez. Parte el mozo y sin embargo, lleva a todas las pupilas en su corazón goliardo: «adiós Camila, Nicole, adiós Brenda, Rita, Amparo, adiós Valentina adiós, adiós Charlotte, adiós Cárol. Mi memoria os situará en un retablo fantástico que poblará mis ensueños y mis vicios solitarios con vuestros cuerpos gloriosos en la mocedad varados.» El putero no repara en la esclavitud del ramo, la explotación leonina por parte del empresario, la abyecta trata de blancas, los años no cotizados, la jornada de quince horas fornicando a todo pasto, la policía comprada con puteriles regalos para hacer la vista gorda, el esnifarse el salario, la interrupción voluntaria, la violencia, el miedo, el asco… Antes bien, mientras se aleja, va maldiciendo los audios que han traído tanta cola a sus correligionarios: «¡Mal haya Koldo García, quien a la chita callando grabara hasta la médula sus trapicheos con Ábalos, especialmente en asuntos de cintura para abajo! Pedro Sánchez Castejón (o Pedrito I el guapo) encontró en el feminismo su camino de Damasco. Ha enmendado el código ético y añadido todo un párrafo donde el partido proscribe cualquier venéreo trato con mujeres de la vida so pena de ser echado de la formación política. ¡Si lo viera Sabiniano, el suegro de Pedro Sánchez, quien en la calle Serrano amasó una gran fortuna consagrando a Apolo y Safo varias suntuosas saunas, que lleva ahora un hermano!» Romualdo ve, oye, calla. Como hombre disciplinado, él acata las consignas, aunque sea de mal grado. Sabe que la sumisión es la escalera hacia el mando, que el político no es más que un cómico secundario que interpreta los libretos que pergeñan los mercados. «¿Que no desfogas con titis? Pues que socorra la mano y aquí paz y después gloria. No eches cuenta, porque al cabo, la cuestión del puterío no concierne al celibato, sino a furcias y cabritos, a casadas y casados.»

stats