abierto de noche

Fco. S. Collantes

De ruidos y espejos

RAÚL Quinto (Cartagena, 1978) es un poeta almeriense ya incluido en el libro Poesía del paisaje almeriense, de María Galera. Raúl me habló una vez de su poema Stalingrado con fondo de canciones de Joy Division y Sonic Youth, por eso y de alguna forma pienso que no pertenece a ese paisaje almeriense sino a otro más extenso, el que hace que La Bella Varsovia, editorial y colectivo cultural de Córdoba, reciba como un tesoro su nuevo libro Ruido blanco.

Hechas las presentaciones, imagino a los amantes de la poesía añeja y marmórea (como las estatuas, bellas e imperturbables) dudar en poner a su ruido en un pedestal. Si la poesía es algo bello, qué de bello puede tener hacer poemas como círculos concéntricos en torno a una presentadora de televisión, Crhistine Chubbuck, que se suicidó en directo, mujer blanca de casi treinta años o la silla eléctrica warholiana o ese bucle, Calibre 38-Especial, penetrante. Con un o todo o nada visual, como un cantante de rock sobreimpresionado en imágenes de Metrópolis, vanguardista incluso ahora, o el grupo prototecno alemán Kraftwerk, Raúl rasga el velo del recital abúlico y florido para no recomponerlo jamás.

Es que la poesía es música, me dijo una vez. La poesía es música con guitarras eléctricas de fondo. Y es que hay que salir (mental y físicamente) de ese paisaje almeriense (o de cualquier otra provincia o ciudad, da igual) y empaparse in situ de lo que se cuece en todas partes y verlo, oírlo y tocarlo, no vale con sólo navegar por pantallas LED. Y apreciar, también, que la cordobesa Elena Medel, una de las mitades editoras de Raúl, referente de la poesía española actual (a la revista semanal de El País y sus extensos reportajes me remito, para los que nunca creen para así poder poner el dedo en la llaga) alucina con los medios y sitios que le ofrecen en Almería para las presentaciones de libros: salones de actos, librerías, bibliotecas, museos, que, en el caso de librerías para presentar libros, en Córdoba no encuentra. Al final, la presentación del libro de Raúl en el Museo de Almería el pasado jueves, convoca como una misa pagana a sus fieles y yo, que aborrezco el proselitismo, siempre espero que con ganas curiosas alguien más se asome desechados los prejuicios a estos aquelarres.

Tal vez alguien anónimo llegue alguna vez como un extraño sin conocer a nadie, como yo hace muchos años y termine con ganas locas de estar y ver. Y es posible que ya siga ese camino de perdición feliz que acaba en los libros. El enjambre interior, la liturgia, la enfermedad, un agujero negro, el frío previo, un jirón en la carpa del circo.

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