La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

El sillón mullido que ofrece Moreno

Mi Juan es hombre puro de partido. Un día le pidieron liderar la carrera municipal y otro que se echara al ruedo autonómico

El denominado Gobierno del Cambio que preside el neomoderado Moreno quiere que el PSOE y Vox se sientan cómodos con el Presupuesto de 2022 como el que se arrulla en un mullido sillón del Palace. ¡Eso sí que sería un cambio, presidente, y no el de algunas empresas públicas donde de nuevo "se habla bajito" porque vuelve la jindama! Pero no nos desviemos del asunto ahora porque ya habrá oportunidad fluida, muy fluida, de hablar de esa empresa pública en particular. Moreno hace bien en ser ambicioso y aspirar a esa cultura alemana donde pactan los grandes partidos, incluso en mostrar la senda del acuerdo a Vox, una formación que tiene enfoques cuestionables en algunos asuntos, pero como los tienen los otros. ¿Se imaginan por un momento que en Andalucía se llega a un acuerdo entre el PP y el PSOE para sacar adelante las cuentas? No recuerdo ninguna experiencia similar salvo la de aquel gobierno del PSOE en el País Vasco apoyado en el Parlamento por el PP. Fueron, al menos, cuatro años de liberación del asfixiante nacionalismo. Juan Espadas se ha entendido con el Gobierno andaluz como alcalde de Sevilla. Incluso en privado admite que alcanza acuerdos con las consejerías del PP y de Cs con más facilidad que en tiempos del PSOE. El problema es que mi Juan (Espadas) y Moreno pueden jugar a trabajar por ese gran acuerdo institucional, pero todos sabemos que el sanchismo controla absolutamente todos los pasos de los socialistas andaluces. Y mi Juan es un hombre de partido al cien por cien. No tiene dudas. Un día le dijeron que debía liderar la carrera municipal y lo hizo sin titubeos. Otro día que debía tirarse al ruedo autonómico para acabar con el susanismo y ya ven cómo lo hizo, aunque la trianera anda haciendo caja en el Senado y en la televisión mientras busca un gato al que acariciar. Y mucho tememos que a mi Juan no le dejarán aprobar esos presupuestos aunque no haya nada que chirríe para el socialismo ilustrado que representa el todavía alcalde. No digamos ya si Vox se echara para adelante. En la calle Ferraz jamás votarían en el mismo sentido que los diputados de Abascal. Por eso estos días asistimos a la enésima representación del teatrillo de la política de donde saldrá la gran coartada para convocar o no las elecciones antes de tiempo. Se trata siempre de escenificar. Mientras, el Gobierno andaluz queda de dulce porque tiende la mano a los rivales. Y se gana tiempo por si suena la campana y Ciudadanos, socio dócil preferido del PP, resucita en alguna encuesta. Por si acaso conviene hablar bajito de nuevo. El problema de los sillones mullidos es que luego cuesta más trabajo levantarse.

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