La soñada gliptoteca

Desde el Neoclasicismo proliferaron los Museos de Reproducciones, que se nutrían principalmente de copias de escayola ejecutadas con moldes tomados directamente de las estatuas originales griegas y romanas. Aunque algunos han llegado hasta nuestros días, la mayoría han ido desapareciendo; sus copias almacenadas, olvidadas y deterioradas. Hasta no hace mucho, en las Escuelas de Bellas Artes la realización de dibujos “de estatua” era una disciplina frecuente en los estudios, y siempre se copiaban las referidas escayolas, muchas veces de calidad análoga a las custodiadas en los museos. Con la evolución de las corrientes artísticas del siglo XX los procedimientos de enseñanza han ido eliminando de sus programas las copias de estatuaria como método de aprendizaje. Hay además toda una corriente conceptual que demoniza la veneración de lo clásico y espolea a los jóvenes artistas para que cuestionen abiertamente los cimientos de nuestra cultura estética y se burlen de sus grandes producciones. Pese a todo ello, los institutos de Bachillerato y las facultades de Historia del Arte siguen enseñando el arte clásico grecorromano como el gran origen de nuestra cultura artística. Levantar hoy, en un jardín clásico, una gliptoteca con copias literales, hechas en piedra, de las más importantes creaciones del mundo antiguo, es un desafío y una necesidad. Un desafío por lo costoso de la empresa y la oportunidad de mostrar las nuevas tecnologías de reproducción escultórica con sofisticadas máquinas o pantógrafos de control numérico, que evitan el arduo trabajo de los antiguos artesanos de sacado de puntos y permiten una fidelidad extraordinaria, con un carácter de “facsimil”. Y una necesidad porque se materializa un lugar donde los estudiantes y las nuevas generaciones pueden contemplar directamente estos grandes hitos que previamente han estudiado en las aulas. Desde la Fundación Ibáñez Cosentino, motivados por la esencia de nuestra razón de ser, la gestión de museos cuyas colecciones se centran en el gran arte contemporáneo realista y figurativo que mira con devoción sus orígenes culturales en la Antigüedad, hemos impulsado la creación de una gran gliptoteca en la Ciudad de la Cultura de Olula del Río, como preámbulo a la visita de sus museos. Y hemos encontrado para ello el arrojo y la decisión de Cuéllar, que está materializando el proyecto con un altruismo, emoción y profesionalidad verdaderamente notables. Es un lujo trabajar con ellos y poder alumbrar, en pleno siglo XXI, un milagro así.