Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Hace apenas un par de meses me quejaba aquí de que era más fácil encontrar en Almería quesos con D.O.P. franceses, italianos, suizos y hasta ingleses, que un queso manchego auténtico. Y no es que se encuentren con facilidad muchos otros quesos españoles, lo que pasa es que el manchego es tan famoso –es el queso español más apreciado en el extranjero- que resulta extraño. Porque el caso es que el gusto mayoritario se decanta por quesos del mismo tipo y apariencia que el manchego curado. La explicación de esta aparente contradicción es sencilla hasta para el que nunca ha comprado ni comido queso: hay mucho manchego falsificado; hace unos años leí una estadística oficial que cifraba el fraude en el ¡75 %! del queso que se vende como manchego. ¿Son sucedáneos o falsificaciones? La calificación depende de cómo te lo presentan Para aclararlo les pondré un ejemplo que tuve ocasión de contemplar en vivo y en directo. Como ya no están en este mundo ninguno de los protagonistas diré nombres reales.
Escenario: bar Bahía de Palma, regentado por Diego Cazorla “Zaragata”, 1972. Antonio Moreno Martín, concejal, director de Cáritas, expresidente de la Junta de Obras del Puerto de Almería, bibliófilo y aficionado al buen comer, le encargaba a Diego unas terrinas de salmón ahumado, muy difícil de conseguir entonces. Como aun no se había “inventado” el salmón de piscifactoría, era mítico y mucho más caro que ahora.
Una noche, antes que de don Antonio llegara a por su tesoro, Diego me enseño la tarrina, que era de plástico y tenía una etiqueta, pegada al bies sobre la tapa, que rezaba: “Sucedáneo de salmón”. Como supimos entonces y se popularizó poco después, se trataba de palometa ahumada. Diego le quitaba la pegatina y se la endiñaba al gastrónomo que, por lo visto, no había probado el salmón auténtico en su vida. Dice mucho de la miseria almeriense de la época que ni siquiera un hombre cultivado y rico supiera distinguir el salmón de la palometa.
A lo que íbamos: la palometa ahumada la vendía el fabricante como sucedáneo. Eso sí, la etiqueta se quitaba muy fácilmente y pasaba a ser una falsificación. Los quesos que se ofrecen como manchegos sin serlo son sucedáneos, pero los vendedores tratan de colarlos ocultando que no tienen la D.OP., con lo que incurren en falsificación. Y si cliente no pide ver la etiqueta oficial o le cuentan cuentos “zaragateros”, es un fraude.
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