OPINIÓN | Luces y razones
Antonio Montero Alcaide
Las cosas del querer
Hemos leído en estos días de sofocante calor y largas colas ante las estaciones de media España, en algún titular aparecido en la prensa provincial, que la Mesa de Tejada, llamada también la del tren para los almerienses, ha explotado. ¡Pum! Como los cohetes. Cuando algo explota, normalmente desaparece. ¿Ha desaparecido la llamada Mesa del Tren hacia ese cielo azul que nos telonea? No sé los años que lleva funcionando, pero da la impresión que lleva toda la vida, por lo menos la que uno conoce o ha vivido. Ha tenido momentos mejores, sobre todo cuando Mariano Rajoy estaba al frente del gobierno. La Mesa mandaba, salía a la calle y con ella lo hacía una Almería reivindicativa. En aquellos tiempos no explotaba, o por lo menos no daba esa impresión. Hay que reconocer que, en los primeros años de Sánchez en el gobierno de España la Mesa, y con ella Tejada y los suyos, estuvieron algo callados, como esperando y creyendo que había llegado el momento de que Almería tuviera el caballo de hierro que necesitaba.
Siempre se ha considerado que la cuña de la misma madera es la que más duele, y es posible que sea lo que le ha ocurrido a la Mesa de Tejada, que todas las expectativas levantadas con Pedro se están viniendo abajo, que se acaba su senda y no hemos avanzado nada, que estamos peor que ayer, que hoy, o por lo menos desde que llegó Óscar Puente al ministerio los problemas se acumulan en las vías, en los retrasos, en los trenes que desaparecen, en los precios. Todas aquellas ilusiones creadas en la Mesa con la llegada del sanchismo al poder se han ido desmoronando como un azucarillo en un vaso de leche. Es normal que la explosión se hiciera presente, si los nuestros no acaban con los problemas que sufrimos con los trenes, se dirán, no creen que venga los otros a hacerlo.
Los políticos han acabado con las ilusiones de Tejada, con la lucha de Tejada, con los ilusionantes trenes que Tejada esperaba que llegaran en esta legislatura a Almería. Pero no es solo que no hayan mejorado los caballos de hierro, es que vamos como los cangrejos, para atrás, y eso, almerienses de a pie, duele mucho más.
Si los que venían a salvarnos de los tiempos oscuros de Aznar y Rajoy, los que representaban la esperanza de una unión a través de los raíles con el resto del país y del mundo, te hacen explotar, como se dice le ha ocurrido a la Mesa en estos últimos días. ¿Qué será a partir de hoy de las esperanzas de nuestra gente por tener un buen caballo con el que cruzar España?
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