Un relato woke de la extrema izquierda
Turrones procesados
La economía, aunque se sostenga en datos e indicadores, no es una ciencia exacta. O, al menos, se aprecian diferencias entre los ámbitos que considera. Pues una es la situación de la macroeconomía, con resultados en grandes magnitudes, sujetos a distintas posibilidades de análisis e interpretación -a partir de grandes presupuestos generales, no ajenos a coyunturas nacionales e internacionales-, y otra bien distinta la microeconomía, con la libreta doméstica en que se apuntan los movimientos cotidianos de la economía familiar, que no permiten llegar a fin de mes con saldo positivo y desahogo en el bolsillo. Así, una prueba de la estrechez económica es el alto consumo de productos y alimentos procesados, cuyo más saludable estado natural es modificado con, precisamente entre otros procesos, la incorporación de ingredientes y aditivos. Cierto que algunos de tales procesos son necesarios, si bien de forma moderada, para la elaboración de productos, como es el caso del queso, pero los mayores inconvenientes se presentan en los “ultraprocesados”, con abundancia de azúcares, grasas y sal que tiene, además de otros efectos, el de la obesidad. Esa que antaño era una señal de bonanza, ya que la pobreza no permitía satisfacer el estómago, y ahora resulta, en no pocos casos, de comer lo más asequible. Con datos del Instituto Nacional de Estadística, el 40 % de los adultos españoles tiene sobrepeso y el 17 % presenta obesidad. Esta última preocupa especialmente en el caso de la infancia, con una evidencia clara: la incidencia de la obesidad en las familias pobres supera en más del doble la que se da entre las familias con recursos o riqueza. Circunstancia tan preocupante, y penosa, como la que resulta del Informe sobre pobreza infantil en España. 2025, de la UNICEF -institución que debe estar libre de las banderías y los “frentismos” patrios-, pues concluye que casi el 35 % de los niños y adolescentes españoles está en riesgo de pobreza o exclusión social. Guarda relación este alto porcentaje con el de otro indicador mucho menos conocido o anunciado que el Índice de precios el consumo o la Renta per cápita. Es el caso de la Población en riesgo de progreso o exclusión social, el indicador europeo AROPE que en España alcanzó el 24 % el pasado 2024. Así las cosas, los turrones al alcance de no pocos bolsillos estarán bastante más procesados que los de elaboración artesana en el paréntesis de los días navideños.
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