Ni es cielo ni es azul
Avelino Oreiro
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Se convierte en peligroso e imprevisible el futuro de nuestra democracia. No quiero ser alarmista, pero estamos llegando al punto en el que ya no respetamos el Estado de Derecho. Toda esta reflexión que les hago es por la condena al ex fiscal general del Estado, Álvaro García Ortíz. Es la primera vez en la historia que ocurre esto; el problema aquí es que no se acata la decisión, sino que se cuestiona. Es decir, el Gobierno y sus socios están poniendo en duda al Tribunal Supremo sugiriendo que hay jueces que usan su toga según sus conveniencias ideológicas. Lo que no puede ser es que la señora Yolanda Díaz y algunos de sus ministros inciten a la gente a manifestarse en la calle para quejarse sobre el fallo del TS.
El señor García Ortiz ha sido condenado y hay que acatarlo. Además, los señores de la UCO fueron bastante claros en el juicio cuando contaron cómo se gestó el borrado de datos de su móvil para eliminar cualquier prueba. Esto en un juicio normal y corriente es una prueba principal y clave. Una vez más, y como les dije hace algún tiempo, Sánchez se está ‘Trumperizando’; hace lo mismo que él en 2021 cuando les pidió que fuesen a tomar el Capitolio por su resultado electoral. Mucho cuidado cuando les digo esto, porque igual nos encontramos que el resultado electoral en un futuro no gusta y ponga en duda el voto de los ciudadanos.
Después de todo, García Ortiz ha sido una víctima más del presidente del Gobierno y todavía quedan muchas otras. Como siempre, se demuestra que cuando le toca el marrón, echa la culpa, pero no lo hizo cuando el alto tribunal condenó al PP o al yerno del rey Juan Carlos I, un tal Iñaki Urdangarin. No podemos permitir que nos muevan como borregos por un simple convencimiento político. Hay que asumir la realidad y más si están ratificadas por la justicia. Si ahora empezamos a cuestionar nuestra jurisprudencia y a decir que es porque este es de izquierdas o de derechas, nos espera un futuro negro.
Por este tipo de cuestiones hace unos años había guerra. Hagamos las cosas con sentido y sin dejarnos llevar por el jaleo del grito de ‘sanchistas’ y ‘fachas’. No se dejen llevar por el sentimiento ideológico, sino por el bien para todos, porque al final unos y otros piensan en sí mismos y no en el ciudadano de a pie.
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