Un relato woke de la extrema izquierda
La vida en fascículos
Agosto ha agotado los últimos días del mes vacacional por excelencia. Da igual que uno tenga las vacaciones en junio, julio o septiembre, agosto equivale a pisar el freno del calendario. Es el mes en el que todo se ralentiza porque falta la mitad del personal, y los comercios que abren prácticamente 24 horas al día el resto del año, cuelga el cartel de cerrado hasta septiembre. Acabar agosto es el equivalente a cambiar de año, pero en lugar de hacerlo rodeado de anuncios de turrones, cavas y juguetes, nos asaltan los coleccionables por fascículos, que han perfeccionado su técnica y en lugar de vender cursos de idiomas o libros de filosofía, ahora venden a trozos cosas inservibles como coches, un barco pirata o una nave espacial, que si no los completas no te sirven de nada. Pero a las puertas del nuevo curso, nos enseñan que la vida en el fondo es eso, una colección de fascículos. Unos apasionantes, otros nos dan pereza, pero en el fondo eso es la vida. Y hoy, o mañana, la vida se pone en marcha y sin ofertas de lanzamiento. ¡Ánimo!
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