Vigilante de la playa

Mantener una actitud de alerta, de vigilancia o atención es lo que quiere decirse con la expresión “estar ojo avizor”. Distinto estado que el de curiosear o fisgonear, aunque una situación pueda llevar a la otra, ya que, observadas las cosas con atención, cambiarse pueden las intenciones o voluntades. Quien vigila o permanece alerta debe hacer de cuanto observa el uso debido a la protección y el cuidado. Por eso los contemplados no desconfían y hasta buscan el amparo de tal observación bienhechora. Los vigilantes de la playa, así, cuando escrutan el remanso de las playas y los baños marinos, seguro que dan con escenas sugerentes para distraer su cometido de alerta, y hasta ocasiones habrá en que los observados tengan ese propósito. Mas esta gaviota, ajena a las variopintas manifestaciones de los comportamientos humanos, tal vez observe, por razón del instinto, algún reclamo o situación que pueda satisfacerlo. Y vigile porque esté alerta y dispuesta a acometer o resolver lo que la mantiene expectante. No pocas veces, se aconseja mantener cierto hábito o estado vigilante, algo relacionado con la prevención, pero entonces rebajar la alerta demora comprobar, e incluso acrecienta, las evidencias de lo que precisaba atención. Tampoco preocupan estas reservas a la gaviota, que pronto arrancará a volar por razones que no necesitan del pensamiento.