La tapia con sifón
Antonio Zapata
Pudieron ser estrellas, 3: El Rincón de Juan Pedro
Iba yo a dedicar esta columna al vino de la galaica uva godello, cuando me entero del peligro que corre, no solo la godello, sino todas las viñas. El mundo del vino (en el cual muy modestamente me incluyo) está en un sin vivir desde que se sabe que la ONU va a dictar una nueva resolución sobre el vino. Muchos temen que traten al vino como una bebida alcohólica más. La Academia Internacional del Vino ha enviado un escrito pidiendo que no lo reduzcan a un simple riesgo sanitario, no lo traten como una droga y se reconozca su dimensión cultural, social y humana, ya que “forma parte de la historia de la humanidad desde hace ocho mil años y es un elemento de convivencia, alegría y unión entre personas y pueblos”. La reunión en Nueva York fue el pasado jueves 25 y todavía no he podido acceder a la resolución de la ONU, si es que se ha publicado. Así que vuelvo al vino de godello. Aparte de que está muy bueno, su historia tiene relación con Almería, aunque reconozco que muy de refilón. Resulta que el inventor del actual vino de godello fue Tomás Santa Cruz, tío de Carlos Santos. Carlos tiene sus ancestros en la zona galaico-leonesa pero es almeriense confeso y practicante.
Tomás era oriundo de la Rioja y se formó como enólogo en Burdeos: un pedigrí de altos vuelos vinícolas. En los años setenta dirigía la Cooperativa El Barco de Valdeorras y, de acuerdo con varios líderes agrarios de la comarca, empezó a experimentar con la uva predominante en la comarca de Valdeorras, la godello, uva poco apreciada entonces por comparación con la albariño, la lujosa y famosa uva galaico-portuguesa. Consiguió un vino con más cuerpo que el albariño, también de buena acidez pero más untuoso y de paladar complejo. A finales de los setenta empezaron a embotellar, aun con etiquetas hechas a mano; algunas de aquellas botellas las recibió Carlos Santos de su tío y poco después nos contó a los amigos la buena nueva. Conocí a Carlos a mediados de los setenta, cuando estuvo de becario en la pequeña redacción de Ideal. En 1984 se hizo cargo de la dirección de La Voz de Almería, recién privatizada, y allí me dio a probar el godello. El primer gran vino de godello fue –y sigue siendo- Terras Gauda, bodega incluida en la DOP Rias Baixas, cuyo enólogo jefe también era Tomás Santa Cruz. En 1990 pusieron a la venta la primera cosecha de tan excelente vino. Esperemos que la ONU no nos lo jorobe.
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