La esquina
José Aguilar
Por qué Sánchez demora su caída
Estamos siendo testigos de una violencia como no se conocía en años por estas tierras. Las navajas han aparecido en El Ejido. Aumenta no solo la misma, también la intensidad y la sensación de que está siendo protegida desde los distintos gobiernos que debía proteger a los ciudadanos. Un sector de la sociedad parece distinguir entre lo que es una violencia aceptable y permitida, la que sufren los ciudadanos que no pueden salir a según qué calles de según qué barrios en pueblos y ciudades. Se tiene la impresión, denme argumentos en contra, de que la violencia de los delincuentes tiene que ser asumida por la sociedad, sin poder defenderse de ella, y nosotros poniendo la otra mejilla, como pregonan nuestros preclaros púrpuras. Incluso hay que soportar en estos días que vivimos el que los servidores del orden público, que se entienden están para defender a la sociedad se pongan frente a ella para defender a los delincuentes. Hemos visto las cargas de la policía contra ciudadanos que solo estaban pidiendo justicia ante una violación. En esa doble moral que parece haberse instalado entre nosotros, el delincuente puede usar toda la fuerza de la que disponga, armas blancas o de fuego, el ciudadano ninguna, acabará en la cárcel, y las fuerzas de seguridad se hacen fuertes contra la sociedad, y se convierten en leones cuando se trata de defender a los delincuentes de esos ciudadanos que cansados tienen que salir a defender lo que los gobiernos no son capaces. Hablo con un policía, y están tan amargados como el ciudadano, pero cumplen órdenes. Y las mismas no parecen estén por la defensa de los decentes, no, lo único que les preocupa es que venga una Ong y diga que la policía se muestra dura contra la delincuencia, legal o ilegal, por lo que, si hay que pegar a alguien, si se tiene que mostrar la fuerza que sea contra los propios, los vecinos que vienen pagando con sus sueldos con sus impuestos. En Sabadell, en Madrid, en Murcia, oigan al alcalde de Cartaya, los vecinos se están cansando. ¿Cuánto queda para que se harten en Roquetas y otros puntos que vienen sufriendo, callados, ante una violencia que evoluciona cada día con más fuerza en las calles y puertas de sus barrios y casas? Decían las voces en Sabadell que, si no lo hacía la policía, lo harían los vecinos, y que formarían grupos de voluntarios para defender a sus hijos ante la violencia que se viene viviendo en la localidad. Es increíble que los gobiernos nos sigan robando, pero no hagan nada por defendernos. Nadie dice nada, debe ser que los dirigentes viven en zonas tranquilas, con seguridad privada para sus hijos y familias.
También te puede interesar