Tribuna

Javier Pery Paredes

Almirante retirado

Experiencia militar al servicio de la sociedad

Estar en el "estado del arte" obliga al militar a formarse permanentemente, conocer cómo evoluciona el fenómeno de la guerra como las formas de combatir y los medios a emplear

Experiencia militar al servicio de la sociedad Experiencia militar al servicio de la sociedad

Experiencia militar al servicio de la sociedad

En un contexto social con tanta información da la impresión de que se produce una radicalización del conocimiento que, como en otros ámbitos de la sociedad, lleva a los ciudadanos hacia los extremos: unos a la ignorancia supina y otros a la sabiduría incomprensible. Para los primeros el conocimiento se limita a unos cientos de caracteres, los que pueden escribir con los dedos pulgares mientras sostienen el teléfono móvil. Para los otros, la avidez por conocer les lleva a un "nunca acabar" sus razonamientos, tan así, que nunca completan su dictado, todo lo más a redactar una "breve introducción a la teoría de…". Estos dos planteamientos extremos, a diferencia de otras posiciones radicales de la vida social, nunca se verán las caras en la cara oculta del saber. Sin embargo su utilidad para la sociedad resultará igualmente difícil de apreciar por todos.

En lo que al conocimiento se refiere, ya se sabe que unos abogan por la experiencia y otros por la razón. Me alejaré de discutir sobre ello, ya hubo filósofos como Inmmanuel Kant que dedicaron bastante esfuerzo en aclarar las cosas, por más que el debate sigue hoy, como permanente motivo de polémica. Algo parecido a lo que sucede con los dogmas de fe. Nada tan exactamente definido provoca tantas páginas de interpretación y controversia.

En un camino intermedio que va de la razón a la experiencia parece que se sitúan las Academias, instituciones que tratan de albergar el conocimiento de muchos, sin cuestionar su origen, para después transmitirlo a la sociedad en términos prácticos. Nada tan significativo como el Diccionario de la Lengua Española donde la Real Academia Española aúna la excelsa sabiduría de los conocedores del intríngulis de la lengua con la prolongada experiencia de quienes la usan para hacer literatura… y periodismo.

El ejercicio de la profesión militar tiene mucho de conocimiento y experiencia. Estar en el "estado del arte" obliga al militar a formarse permanentemente, conocer cómo evoluciona el fenómeno de la guerra como las formas de combatir y los medios a emplear. A ello se une el conocimiento

práctico que se adquiere con la experiencia, la continua toma de decisiones y participación en operaciones en la mar y sobre el terreno.

Así, al igual que otras profesiones se dotan de Academias, con insignes miembros versados para aunar conocimiento y transmitir experiencias útiles para la sociedad, en la milicia se produce un incesante drenaje de experiencia: la de los militares que se retiran a una edad muy por debajo de la esperanza de vida nacional. En esa diáspora, se pierde mucho de la formación recibida y la experiencia acumulada en multitud de materias y situaciones.

Recuperar esas experiencias y aportar conocimiento fueron dos de las razones para que una veintena de personas crease la "Academia de las Ciencias y las Artes Militares", que vio reconocido sus estatutos por el Ministerio de Interior en abril de 2018 como entidad sin ánimo de lucro. De acuerdo con su reglamento la finalidad primordial de la Academia es aunar esfuerzos con las restantes Academias españolas para fomentar la cultura militar y con ello incorporar el conocimiento y la experiencia profesional de militares y civiles. De este modo se trata de consolidar en la sociedad española lo que el mundo académico se conoce como el "cuerpo del saber".

En la actualidad la Academia, presidida por Jaime Domínguez Buj, General de Ejército, antiguo Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra, la componen una treintena de académicos de número, civiles y militares, y más de sesenta correspondientes, civiles y militares, donde por encima de empleos militares y categorías sociales, prima lo que cada uno aporta a la finalidad de la Academia. Se sigue así el espíritu que reflejaban los versos de Calderón de la Barca de que aquí: "a la sangre excede el lugar que uno se hace, y sin mirar como se nace, se mira como procede" y "a lo que sospecho, no adorna el vestido al pecho que el pecho adorna al vestido".

Al fin y al cabo, como reza el lema de la Academia, se trata de extraer sabiduría del pasado, conocer la realidad presente y descubrir caminos para ganar el futuro (scire, cognoscere, invenire). Y todo porque el espíritu de servicio a la sociedad del militar, incorporado a su comportamiento durante tantos años de servicio, forma al final parte de la esencia de su ser.

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