Las democracias pierden terreno

Cuando cambió el siglo, pronostiqué que las democracias actuales no tienen cabida en este mundo del siglo XXI. Ahora me reafirmo y lo hago con tristeza, pero con más seguridad que lo hacía entonces. Mis argumentos no han cambiado en nada, pero ahora manejo mucha más información. Países como China o India, cada uno de los cuales con cerca de 1500 millones de habitantes, cifra que puede variar en más de 100 mil personas, según se haga el recuento por la mañana o por la noche, me obligan a reconocer que gobernar un país de estas características es harto difícil; mantenerlos en la posición de firmes no resulta fácil sin utilizar mano dura. Forzosamente los gobernantes tienen que emplear métodos drásticos. He citado China e India, pero igual problema tienen estos países de América y Oriente, donde de repente se han encontrado con una población de más 100 millones de habitantes. España ha sido una democracia hasta hace poco ¿ pero realmente podemos hacer esta afirmación en la actualidad? Aquí están procesadas las personas más cercanas a Sánchez, tanto familiares como cargos muy importantes en el partido y en el gobierno. La Fiscalía General del Estado, hoy convertida en Fiscalía del Gobierno, es un hecho vergonzoso e inadmisible. ¿España sigue siendo una democracia? Es posible que sí, pero desde luego menos, porque después del pucherazo de Sánchez en las elecciones de su propio partido, para ser elegido candidato; después de sus juramentos de que jamás pactaría con ciertos partidos repetidos cien veces, no puede estar gobernando España. Un gobernante mentiroso, sin moral, sin principios no puede seguir en el poder; no estoy pidiendo que se vaya, sino que sea juzgado junto con su equipo y que acabe en la cárcel, si es condenado. Estados Unidos, que ha sido un referente de democracia durante muchísimos años en todo el mundo, el 6 de enero de 2021, tras el asalto al Capitolio instigado por un loco lunático llamado Donald Trump, ha muerto o está agonizante. Pero no todo lo que hace Trump está mal, porque cuando se habla de la corriente migratoria a través de la frontera con Méjico, conviene analizar detenidamente la situación. En los últimos diez años el o los cárteles mejicanos han asesinado a unas 300.000 personas; unas 30.000 por año, la mayoría utilizando métodos horrendos, como cortarle la cabeza al alcalde de un pueblo y exhibirla por sus calles. Pues bien esas mafias además de dedicarse a la droga, también son las que trafican con seres humanos para alcanzar la frontera americana y extender su territorio por Estados Unidos, como ya lo ha hecho en Ecuador, Chile, Colombia, Costa Rica etc.

No estoy hablando de países con gobiernos comunistas, simplemente de izquierdas o de derechas. Es cierto que algunos gobernantes sátrapas, como Sadam Husein sin ningún tipo de ideología, que ejercieron el poder y la tiranía durante 24 años, terminaron sus días ajusticiados en la horca (30-XII-2006.) Ahora nos queda un hueso duro de roer como es Jomeini líder supremo de Irán, el gran Ayatollah, hombre precavido, que temeroso de que pudiera morir en alguno de los bombardeos de Israel, nombró a tres sucesores, para mantener el control del país con la misma ideología y los mismos métodos. Pues bien el que piense que algún país musulmán, uno solo, algún día pueda convertirse en una democracia, simplemente es un soñador o un iluso o no ve los informativos. Y el Islam no está precisamente en recesión, sino en plena expansión. Dentro de muy pocos años el continente africano en su totalidad estará completamente islamizado. Durante el siglo XIX y por lo menos la mitad ded del XX los misioneros europeos expandieron el cristianismo por casi todo el continente. Hoy el Islam se extiende con fuerza y cada vez más radicalizado. Europa corre el mismo riesgo; tardará un poco más, pero los núcleos afincados en varios países de Europa, y España es uno, crecen en progresión geométrica, mientras que los europeos mantenemos un crecimiento cero y en algunoos países es negativo. Estos datos no se pueden ignorar y hay que ejercer un control meticuloso de los movimientos migratorios, pero con cierta rapidez. Conviene despolitizar este asunto de la inmigración, porque, que yo sepa, las fronteras españolas siguen siendo inviolables, ¿Me habré quedado desfasado?