El cierre de las fiestas de Fiñana conjuga tradición y una ferviente devoción

La fiestas patronales de Fiñana en honor a San Sebastián y San Antonio Abad se han despedido a lo grande de su edición de 2023, y lo han hecho con uno de los platos fuertes de la programación, que no es otro que el tradicional juego de las ollas, una añeja costumbre que se encargó de rescatar y actualizar la asociación Cultural-Deportiva local Jaram XXI y que consiste en romper vasijas colgadas con sogas a lomos de un burro. Decenas de vecinos se dieron cita en la Plaza de la Constitución de la localidad fiñanera para no perderse detalle del epílogo de unas jornadas festivas que a lo largo de cinco días han hecho las delicias de vecinos y visitantes.

Pero sin lugar a dudas, lo que más expectación despertó en la jornada de ayer fue la subida de la imagen de San Sebastián a su camarín ubicada en el templo homónimo, que estuvo precedida por la tradicional misa de acción de gracias.

Fue entonces, cuando las abarrotadas calles de la localidad del Río Nacimiento procesionaron junto a su patrón más vetusto (500 años de antigüedad lo contemplan) hasta la Iglesia Parroquial que lleva su nombre.

Representantes del Consistorio fiñanero, con su alcalde Rafael Montes a la cabeza, avanzaron junto al santo a lo largo de un periplo que estuvo amenizado con fuegos artificiales, música y la incuestionable devoción de cuantos acompañaron a la imagen clerical, poniendo el broche de oro a unos festejos que este año han recuperado la normalidad perdida a causa de la pandemia y que han reunido en el municipio a centenas de personas llegadas desde distintos puntos del territorio nacional.

Con todo, Fiñana dice adiós a una de las ediciones más especiales de sus fiestas patronales, y lo hace con la satisfacción del trabajo bien hecho y la mirada puesta en el curso próximo, donde, a buen seguro, oriundos y foráneos disfrutarán de las bondades que ofrece esta villa.