Los problemas de tráfico que genera el corte de la antigua N-340 que conecta el núcleo de población roquetero de Aguadulce con Almería capital suponen todo un quebradero de cabeza para la Subdelegación del Gobierno. La vía, conocida como El Cañarete, supone la salida natural a 15.000 vehículos que se desplazan a diario hasta la capital y ahora, tras el nuevo corte que se produjo el pasado 9 de abril debido a un nuevo desprendimiento, lo hacen por la Autovía A-7 generando de nuevo numerosas retenciones entre las 7 y las 9 de la mañana al tener que absorber este nudo de comunicación todo ese volumen de tráfico que hasta ahora discurría por la carretera que va pegada al mar.

Desde la Subdelegación del Gobierno se trabaja en varios frentes para acometer los trabajos necesarios para abrir de nuevo esta vía y, por otro lado, para asegurarla y blindarla antes posibles nuevos desprendimientos. De esta forma, fuentes de la institución han apuntado a este periódico que las obras de emergencia tras la caída de una roca de unas 7 toneladas el pasado 9 de abril están en marcha desde el pasado 3 de mayo "una vez firmada la declaración de emergencia por el secretario general de Infraestructuras, Xavier Flores".

De manera paralela, se van a iniciar en breve los trabajos para mejorar la seguridad y evitar desprendimientos. Este proyecto, inicialmente valorado en algo más de un millón de euros se ha quedado en 700.000€ tras la adjudicación y contempla la instalación de pantallas dinámicas y mallas de triple torsión en unos 11 tramos (de pequeña longitud) de la carretera donde los técnicos han observado mayor inestabilidad del talud. "Estás obras son las que se anunciaron esta pasada semana y comenzarán a la mayor brevedad posible. Se va a trabajar aprovechando que la carretera está cortada por las obras de emergencia", apuntan las mismas fuentes.

En tercer lugar, la Subdelegación del Gobierno también está trabajando en qué hacer tras la roca que cayó el 4 de mayo a la altura del Palmer y que, "previsiblemente, necesitará otra actuación de emergencia para sanear ese trozo de pared. Esto todavía están viéndolo los técnicos de Carreteras", explican.

Y, sumado a todo lo anterior, está el estudio geotécnico que se hizo el año pasado y que dividió la carretera en tres zonas: riesgo alto, medio y bajo de desprendimientos. "Carreteras está ya con el estudio de los proyectos de las zonas que presentan mayor riesgo de desprendimientos, algunos coincidentes con las zonas donde se está ya trabajando y otros no", explican.

De esta forma, la vía cuenta con hasta cuatro actuaciones complementarias con las que dar carpetazo con un problema que en los últimos años está generando numerosos atascos, retenciones y colisiones en la autovía A-7.