Al hablar sobre El Argar es imposible no hacerlo también de Luis Siret. Un joven belga que sin ser historiador ni arqueólogo fue quien excavó los yacimientos argáricos de la zona a finales del siglo XIX.

En el Simposio Internacional de El Argar que se celebra estos días su nombre aparece en todas y cada una de las ponencias. Pero fue protagonista en la que abrió la primera jornada de este jueves: ‘Semblanza de Luis Siret y Pedro Flores’, pronunciada por el bisnieto de este último, Julián Pérez Flores.

Luis Siret era ingeniero de minas y así llegó a Almería en 1880, donde ya estaba su hermano Enrique, para trabajar en la Compañía de Minas de Sierra Almagrera. En 1881 Enrique y Luis iniciaron sus trabajos arqueológicos. “En apenas siete años excavaron varias decenas de yacimientos”, resalta Pérez Flores sobre esa primera época de los Siret. Al parecer, eran los propios campesinos de la zona los que llamaban la atención de Luis Siret sobre la ubicación de enterramientos, como buenos conocedores del terreno.

Julián Pérez Flores durante su conferencia en el Simposio de El Argar, en Antas.

Con todos esos datos obtenidos hasta 1886 escribió Les premiers ages du metal dans le sud-est de l´Espagne (Las primeras edades del metal en el sudeste de España), publicado en Amberes en 1887. La frecuente ausencia de su hermano Enrique, al tener que residir en Mazarrón (Murcia) por dirigir allí una explotación minera, hizo que Luis llevase el peso de los estudios arqueológicos y que buscase un hombre de confianza, Pedro Flores “El antuso”. Fue su capataz y director de excavaciones. Sus diarios son auténticas joyas donde se explican cada uno de los hallazgos. “Dicen que en 1907, Pedro Flores acudía todas las noches a Las Rozas (Cuevas del Almanzora), para mostrar a Siret el diario de excavaciones”, cuenta su bisnieto.

De Pedro Flores, nacido en Los Colorados (Antas), Siret destacaba su inteligencia natural y fuerza física. En su cuadrilla trabajaban también sus hijos y su inseparable burra Platera. “Todos los objetos hallados en las 1036 tumbas de el Argar pasaron por las manos de Pedro Flores”, cuenta Julián Pérez.

Sin los hermanos Siret y Pedro Flores, hoy Antas (y la provincia de Almería) no sería lo que es: un gran museo al que solo le falta el techo, como el belga decía.