Almería y el millón de habitantes, un hito complejo que pasa primero por no dejar pueblos fantasmas
Provincia
Diputación se ha convertido en la pieza clave para encajar el engranaje que permita este crecimiento poblacional sin vaciar el interior gracias a políticas directas y que funcionan como la instalación de cajeros automáticos o la apertura de tiendas con productos de primera necesidad
El titánico reto del nuevo presidente de la Diputación de Almería: que la provincia tenga un millón de habitantes
Almería presenta un caso de estudio demográfico singular en el panorama español. Aunque la provincia se ha erigido como un notable motor de crecimiento poblacional, este dinamismo se ha producido de manera profundamente desigual, intensificando la brecha entre un litoral próspero y pujante y un interior en anquilosado y en riesgo de vaciado.
En las últimas dos décadas, el territorio ha sumado aproximadamente 169.000 nuevos vecinos y tiene ya 773.577 habitantes, según los datos de padrón del 1 de enero de 2025 publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Unas cifras que permiten a Almería consolidarse como una de las provincias con mayor crecimiento de Andalucía. El número de habitantes en la provincia de Almería ha aumentado casi un 1,4 por ciento con respecto al año anterior, alcanzando casi los 780.000 personas, la más alta de su historia, un hito que cada año se va repitiendo por la positiva imagen que transmite Almería a la hora de pensar en un futuro próspero.
De esta manera, Almería ya ha podido superar a Córdoba por 1.424 habitantes y convertirse en la quinta provincia más poblada de Andalucía, por detrás de Sevilla (1.976.624 habitantes), Málaga (1.791.092), Cádiz (1.257.041) y Granada (942.618).
Pero ese incremento no está siendo ecuánime. De los 103 municipios que conforman la provincia, en 61 ha aumentado el número de personas con respecto al año anterior, mientras que dos pueblos se mantienen igual (Alcolea y Castro de Filabres) y otros 40 municipios han perdido población.
Las principales ciudades son las que más crecen en cifra total de habitantes, como es lógico. Almería capital es la que más aumenta, con 2.793 nuevos vecinos. Le sigue Roquetas de Mar (con 2.036 más), El Ejido (1.305 personas), Vera (794 de aumento) y Vícar (507 más que en 2024). En términos porcentuales, los pueblos donde más ha aumentado la población son Armuña de Almanzora (crece un 12,01 % al sumar 40 vecinos nuevos), Íllar (6,96 % de aumento con 32 personas más), Fines (aumenta un 5,16 %, con 118 nuevos vecinos), Benitagla (crece un 5 por ciento, con 3 vecinos más que el año anterior), Vera (crece un 4,07 % al sumar 794 personas) y Turre (aumenta su población un 3,61 % al tener 152 nuevos vecinos).
En el lado contrario, los municipios que han perdido más vecinos en el último año son Tabernas (-106), Arboleas (-104), Partaloa (-39), Fiñana (-28) y Somontín y Las Tres Villas (-27 en ambos casos).
Un crecimiento que repite un patrón geográfico. Tal y como reflejan los datos del INE, Almería Capital (203.741 habitantes), Roquetas de Mar (110.054) y El Ejido (90.617) aglutinan por sí solos a más de la mitad de la población total de la provincia. El desequilibrio es tal que el 80% de los ciudadanos almerienses viven ya 'pegados' a la costa.
Frente al dinamismo costero, el interior sufre una sangría constante. Cerca de un 40% de los municipios almerienses perdió población este último año. Lo más preocupante es la fragilidad de los núcleos pequeños: una veintena de las localidades con saldo negativo tienen menos de 1.000 habitantes. Comarcas como Los Vélez, Los Filabres, el Almanzora y la Alpujarra se enfrentan al riesgo de contar con "municipios fantasma" en las próximas décadas si se siguen replicando esos números. Y casos como los citados de Partaloa, Tabernas y Arboleas reflejan esta amenaza real a la cohesión territorial.
Y es que si se echa un vistazo a los diez municipios más habitados de Almería en 2025, el patrón es meridianamente claro y sabe a salitre:
- Almería: 205.468 habitantes
- Roquetas de Mar: 111.240 habitantes
- El Ejido: 91.440 habitantes
- Níjar: 33.319 habitantes
- Vícar: 29.342 habitantes
- Adra: 25.501 habitantes
- Huércal-Overa: 20.860 habitantes
- Vera: 20.282 habitantes
- Huércal de Almería: 18.660 habitantes
- Cuevas del Almanzora: 15.526 habitantes
Este contexto justifica la intervención de la Diputación Provincial de Almería que en los últimos lustros se ha catapultado como el adalid de los pueblos más pequeños. Igualar oportunidades y vertebrar los territorios para ponerle freno a esa sangría demográfica se han convertido en su seña de identidad. Primero bajo la presidencia de Gabriel Amat, luego con la de Javier Aureliano García y ahora con la de José Antonio García Alcaina (todos del PP que llevan gobernando de forma ininterrumpida desde 2011), sus políticas se han centrado en una discriminación positiva para garantizar servicios básicos y habitabilidad en estos municipios más desfavorecidos.
Alcanzar el millón de habitantes
La respuesta institucional se cimienta en una visión estratégica de crecimiento ambicioso y una movilización de recursos sin precedentes en los 201 años de la institución. Y el objetivo es claro. Ya lo dijo el nuevo presidente de la Diputación Provincial de Almería, José Antonio García Alcaida, en su discurso durante el pleno de investidura que tenía un sueño, un proyecto que cumplir en estos próximos años y no es otro que la provincia de Almería alcance la redonda cifra del millón de habitantes. Y el proyecto ya tiene nombre y apellidos. Se llama Objetivo Almería – 1 millón. “Todas nuestras políticas tenderán a esta gran meta. Lo llevaremos a cabo con proyectos transformadores de carácter municipal, comarcal y provincial en una extensa hoja de ruta que permita el crecimiento positivo en todos y cada uno de nuestros municipios, tender hacia el equilibrio territorial y alcanzar el millón de habitantes, consiguiendo ser nuestra provincia la que más oportunidades de empleo y calidad de vida aporte de toda España”, afirmaba.
Un objetivo titánico pero que tiene su base lógica si se tiene en cuenta el crecimiento progresivo de la población en Almería, que sin ser exponencial ni mucho menos, sí tiene una senda alcista cada año y que casa con la proyección que el INE hace de la provincia para el periodo comprendido entre 2024 y 2039 en el que se apunta que para ese último año la provincia alcanzará los 949.233 habitantes. Este aumento, impulsado en gran parte por un significativo incremento de la población extranjera, subraya la necesidad de adaptaciones en los servicios públicos y en la integración social para asegurar un desarrollo sostenible en la región.
Este incremento de aproximadamente el 24,6% en 15 años indica un crecimiento demográfico sostenido. Desglosando estos números, la población nacida en España se incrementará a 617.287 personas, mientras que la población nacida en el extranjero aumentará considerablemente a 331.946 personas. Este último grupo representará aproximadamente el 35% de la población total en 2039, señalando un aumento notable en la inmigración y la importancia de la población extranjera en la dinámica demográfica de Almería.
Y músculo económico no va a faltar. Si durante este 2025 la institución ha gestionado un presupuesto 268,5 millones de euros, para 2026 superará los 319 millones de euros. Estas cifras permiten inversiones récord en infraestructuras y agua (más de 101 millones de euros), fundamentales para que el interior sea viable económicamente.
José Antonio García lo tiene muy claro al apuntar que "las diputaciones somos la administración más cercana y más comprometida con el equilibrio territorial. En Almería estamos demostrando que la lucha contra la despoblación se gana garantizando servicios, igualando oportunidades y generando futuro en cada uno de nuestros 103 municipios, por pequeños que sean”.
Y esas palabras no tendrían peso ni coherencia si no se demuestran con hechos. Y las las líneas estratégicas que hacen de Almería un referente en políticas contra la despoblación son palpables. Destacan la inversión en infraestructuras básicas, la gestión sostenible del agua, el impulso económico y turístico a través de las marcas Costa de Almería y Sabores Almería, la puesta en valor del patrimonio y la cultura como motor rural, y la transformación digital con servicios públicos de proximidad, como el Plan de Cajeros contra la Exclusión Financiera o las Oficinas Territoriales de Transformación Comunitaria, que promueven la transición energética en los municipios.
Estas medidas han conseguido que cada vez sean menos los municipios de la provincia que pierdan población y ha profundizado en varias medidas como la red de bares-tienda rurales, espacios sociales y comerciales que han devuelto vida a municipios donde no quedaban servicios, así como los cajeros. También ha puesto en valor la inversión en infraestructuras básicas: con planes que alcanzan a todos los municipios, como son los planes de carreteras, pabellones, caminos municipales, cementerios, centros de mayores o deportivos. “La despoblación no se combate con discursos, sino con hechos: con cajeros funcionando, con servicios básicos y con administraciones que acompañan a los ayuntamientos en su día a día. Nuestro compromiso es que ningún almeriense tenga que abandonar su pueblo por falta de oportunidades”, ha afirmado García.
Primero, asentar la población
Desde Diputación tienen claro que la única manera de alcanzar esa icónica cifra del millón de habitantes pasa primero por evitar que los pueblos del interior se vacíen. Fijar en ellos la población mientras que los del litoral experimentan una mayor captación de nuevos vecinos es la fórmula exacta para conseguirlo. Y para evitar el éxodo, la Diputación ha implementado herramientas que garantizan servicios que el mercado privado ha abandonado en el mundo rural.
Una herramienta fundamental es el impulso de los bares-tienda, diseñados para que cada pueblo cuente con un centro social y de abastecimiento. Recientemente, el municipio de Alcudia de Monteagud (120 habitantes) ha estrenado su establecimiento ‘El mirador de las estrellas’. Este espacio no solo ofrece productos de primera necesidad y de la marca 'Sabores Almería', sino que funciona como el alma social del municipio, evitando que los vecinos tengan que desplazarse a otros pueblos para compras básicas. Iniciativas similares se han materializado en Laroya, con ayudas de 32.000 euros para equipamiento, o en Suflí con el bar 'Lo de Andrea'.
Para combatir la falta de servicios bancarios, la Diputación desplegó hace ya casi un lustro una red de cajeros automáticos en municipios sin sucursales. Este plan contempla la instalación de 33 cajeros (19 en la zona norte de Filabres y 14 en el Poniente): concretamente ya están instalados en Santa Fe de Mondújar, Velefique, Beires, Alicún, Enix, Felix, Senes, Lucainena de las Torres, Benizalón, Almócita, Turrillas, Bentarique, Olula de astro, Las Tres Villas (Escúllar), Albanchez, Alcóntar, Alcudia de Monteagud, Armuña del Almanzora, Bacares, Bayarque, Benitagla, Chercos, Cóbdar, Fuente Victoria, Laroya, Líjar, Lúcar, Partaloa, Sierro, Somontín, Suflí, Tahal y Urrácal.
Esta medida es vital para la autonomía de los mayores y la dinamización del comercio local y un ejemplo más de la humanidad de una institución, denominada durante varias décadas por el que suscribe estas líneas como la 'casa de los 103', que cada vez está más cerca de las necesidades reales de los alcaldes y alcaldesas. Insistió hasta la saciedad Alcaina en su discurso de investidura: “La palabra que más se va a repetir es la de alcalde. Los 19 meses que quedan de legislatura van a ser para atender las demandas de nuestros alcaldes. Hoy me veo como alcalde de alcaldes, y lo seré siempre con vosotros”.
Una promesa, que con las estadísticas demográficas en la mano, puede que termine cristalizando en ese titánico reto, el del millón de habitantes en esas hipótéticas dos décadas. Y si no hay pueblos fantasmas por el camino, la gesta será perfecta.
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