Las excavaciones arqueológicas en el Espíritu Santo de Vera comenzarían en mayo

Historia

El Ayuntamiento ha dado un paso más con la solicitud de la intervención a Cultura y Patrimonio

Cima del cerro del Espíritu Santo de Vera, con los restos de la alcazaba y el Sagrado Corazón de Jesús.
Cima del cerro del Espíritu Santo de Vera, con los restos de la alcazaba y el Sagrado Corazón de Jesús. / V. Visiedo P.

El Ayuntamiento de Vera ha dado un nuevo paso para realizar excavaciones arqueológicas en el cerro del Espíritu Santo, lugar en el que se encontraba la ciudad medieval de Bayra que fue destruida por un terremoto el 9 de noviembre de 1518. El pasado 1 de marzo se le dio registro de entrada a la solicitud de la intervención arqueológica de la campaña 2021 en la Delegación Provincial de Cultura y Patrimonio de la Junta de Andalucía.

Este paso es imprescindible porque el cerro del Espíritu Santo esta clasificado como Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Zona Arqueológica desde el 7 de marzo de 2006.

La previsión es realizar los trabajos de intervención arqueológica en un plazo aproximado de dos meses, dando comienzo a las excavaciones el lunes 10 de mayo y finalizando el lunes 5 de julio.

Se harán seis sondeos

La intervención propuesta por Moisés Alonso Valladares y Alberto García Porras de la Universidad de Granada tiene una doble naturaleza: de investigación y de protección. El yacimiento del Cerro del Espíritu Santo se ha visto sometido a lo largo de los años a una fuerte presión antrópica que ha afectado a su topografía y a las condiciones de conservación en las que ha llegado hasta nuestros días, al mismo tiempo que las investigaciones arqueológicas sobre el mismo eran prácticamente inexistentes. Por este motivo la presente intervención tendrá como finalidad recoger la máxima cantidad posible de información de tipo arqueológico y ofrecer una sólida base científica de cara a la mejor protección del bien.

Restos del acceso a la alcazaba antes de los trabajos realizados en 2018.
Restos del acceso a la alcazaba antes de los trabajos realizados en 2018. / V. Visiedo P.

Así, se pretende obtener información de carácter arqueológico del yacimiento; determinar el grado de afección de las actividades antrópicas realizadas en el pasado; evaluar la presión actual sobre el yacimiento y su conservación; replantear la extensión original del asentamiento medieval y la densidad de su ocupación; identificar la naturaleza de las principales estructuras visibles en superficie; documentar exhaustivamente los restos arqueológicos que se hallen; obtener una secuencia cronológica de los depósitos arqueológicos y de la ocupación del asentamiento; ofrecer datos arqueológicos para una eventual reconsideración de los límites del BIC y recabar información de tipo histórico y arqueológico para la redacción de un futuro Proyecto General de Investigación (PGI).

Para conseguir todo esto, se pretende realizar un primer acercamiento de índole arqueológica al yacimiento a través de la realización de seis sondeos estratigráficos en sendos puntos de interés histórico y arqueológico.

La elección del emplazamiento de cada uno de los sondeos propuestos responde, por un lado, a la existencia de estructuras visibles en superficie que se han visto alteradas de forma notable por actuaciones antrópicas a lo largo del último siglo (apertura de caminos, creación de balsas, uso del espacio como vertedero, creación de nuevas edificaciones); y por otro lado, al estimar desde la dirección de este proyecto que dichos emplazamientos pueden responder con mayor precisión y volumen de información a los interrogantes planteados en detrimento de otros puntos del yacimiento.

¿Cuál era el tamaño real de la ciudad?

Unas de las muchas incógnitas que se esconde bajo la tierra del cerro del Espíritu Santo y su entorno es cuál era el verdadero tamaño de la ciudad medieval. Precisamente ese es uno de los objetivos de esta excavación. Tradicionalmente se ha asociado la madina islámica con el área definida por un recinto amurallado a mitad del cerro que encierra una superficie aproximada de 12.500 m2. Sin embargo, la existencia de numerosos vestigios en la zona baja del yacimiento ponen en cuestión una identificación tan restringida.

A finales de enero el Ayuntamiento de Vera informó a Cultura de la afloración en una parcela situada en el entorno del cerro de varios restos arqueológicos consistentes en muros de mampostería con revestimiento de yeso, posiblemente de viviendas; un paño de muro de sillarejo que parece un tramo de muralla, o un edificio con cierta importancia en la época; y numerosos restos de cerámica e incluso óseos.

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