El Nazareno de Las Claras
Con la incorporación de dos nuevas cofradías -Niños Hebreos y Encuentro- la Semana Santa almeriense cobró realce y cierto empaque. Cinco procesionaron en marzo de 1929
E L deán Gabriel Pascual y Orbaneja (Vida de San Indalecio e Historia de Almería en su antigüedad, 1699) ya citaba en el convento de San Francisco una cofradía del Nazareno, erigida por la nobleza, que procesionaba la tarde del jueves Santo. Entre las imágenes que adornaban las capillas destaca una en particular de Jesús Nazareno, "cuyos milagros acreditan los despojos funerarios que se ven colgados en su Capilla… ". ¿A qué imagen se refiere? ¿Qué ocurrió cuando el terremoto de Orán que asoló el convento en 1790? ¿Desapareció o lo trasladaron a Las Claras? En cualquier caso, aquí recibió culto desde el XVIII un Nazareno de excelente factura, aunque difieren sobre su autoría, entre otras razones por ausencia de documentos que corroboren sus hipótesis. Uno se la atribuye a Francisco Salzillo (en los inventarios del murciano de origen italiano no figura), el siguiente a su discípulo Roque López, el de más allá al círculo de Risueño y por último en la Memoria de la situación de Almería como consecuencia de la dominación roja, su firmante, más cauto, al citar la imaginería desaparecida en julio de 1936 en el incendio que arrasó el convento de religiosas de clausura, no se decanta por ninguno: "Un nazareno, notable talla del siglo XVIII"; en cambio está seguro de que a Pablo de Rojas se debe "un Cristo del tamaño natural, el mejor crucifijo que en Almería existía". En cualquier caso, lo más verosímil sería pronunciarse por Roque López. En el registro de su obra vendida en nuestra provincia, publicada por el conde de Roche, vemos: "…(año 1797) Un Jesús Nazareno, de siete palmos y medio, cabeza, manos y pies con peana, por (comprada) de mano del padre Carrasco, para Almería en 700 reales".
CONVENTO FEMENINO
El Real Monasterio de la Encarnación fue fundado en 1756 en cumplimiento de una manda testamentaria del matrimonio Jerónimo Briceño-Micaela de la Cueva, donante del terreno y caudal necesario para erigirlo cuando el apellido Briceño se agotase por ausencia de descendientes directos. Su existencia se vio alterada por múltiples sucesos. En 1804 debieron abandonarlo a causa de unos violentos terremotos. De 1810 a 1812 estuvo ocupado por las fuerzas napoleónicas del general Belair y las religiosas obligadas a refugiarse en Las Puras. En 1835 suprimieron el convento y su iglesia destinada a parroquia de Santiago. Dos años más tarde se estableció el Gobierno Político y la recién constituida Diputación Provincial, obligándose las monjas a marchar nuevamente a Las Puras. El obispo José María Orberá las instaló en unas casas junto a la ermita de San Antón en 1877, hasta que en 1899 regresan definitivamente a su Casa de la Calle Ancha, abierta por los franceses en su huerta. En esta nos encontramos hasta la llegada de la Primavera de 1929.
DIRIGENTES
Al igual que los Niños Hebreos el domingo de Ramos desde Las Puras, el Nazareno y la Virgen de la Amargura procesionaron por primera vez en la Semana Santa de Almería de 1929, sumándose así al Santo Sepulcro, La Soledad y Cristo del Escucha. La cofradía comenzó a configurarse el año anterior siguiendo las directrices de la Conferencia Episcopal de Granada en 1927, siendo su mayor valedor y Director espiritual Pedro Martín Abad, beneficiado y primer organista de la catedral, asesinado en el pozo La Lagarta (Tabernas), el 31 de agosto de 1936. Estaba compuesta mayoritariamente por miembros de la Venerable Orden Tercera de San Francisco. Para tratar los detalles de la procesión, el domingo 27 de marzo se reunió en La Claras su junta directiva encabezada por el Hermano Mayor, Lorenzo Tamayo Orellana, comandante de Zona; el Presidente, Miguel Díaz Spotorno, profesor del Instituto, y los vocales García, Blanco, Felipe Areal, Fernández Hidalgo, José Rodríguez Navarro, Quiñones, Isidoro Vértiz, Salas, Antonio Villaespesa, Antonio Abellán (consiliario de la cofradía), Juan Verdejo y José Roig; integrantes posteriores del cortejo procesional en calidad de campanilleros (encargados del adecuado orden), portaestandartes y cetros.
Para mayor realce de la Semana almeriense, que sin alcanzar, ni mucho menos, a Sevilla, Málaga o Lorca - modelos a imitar; incluso el Comercio veratense publicitaba en prensa el jueves y viernes Santo y domingo de Resurrección, elevaba su nivel, Belén Marina de la Rosa, destacada cofrade, regaló la túnica del Nazareno, recamada por ella en oro -con ángulos del mismo metal de la viuda del farmacéutico Vivas Pérez-; su esposo, José de la Rosa, las ricas potencias que lucía; el abogado Antonio García donó una magnífica peluca de pelo natural, y el profesor Díaz Spotorno dibujó los estandartes (Cristo y Virgen) bordados por Las Adoratrices en su convento del Quemadero. La mayor parte de tales enseres estuvieron expuestos los días previos en los escaparates de Tejidos La Verdad en el Paseo. En 1931 el ingeniero Luis Tornero Templado engrosó su patrimonio con una imagen policromada de La Amargura (ese año ya salió de Las Claras), a la que un manto azul recubría, y el organista Martín Abad una partitura musical estrenada por José Sánchez de la Higuera y cantada por el coro de la hermandad.
GRAN DÍA
El Ayuntamiento fue invitado a participar y a que colaborase con una subvención (asistió el alcalde Monterreal y cinco ediles). Minutos antes de las 9:30 del miércoles 27 de marzo, la recia puerta del Real Monasterio de la Encarnación que comunica a la calle Mariana abrió para dar paso a dos nutridas filas de penitentes vistiendo túnica morada, con petos de raso del mismo color con el distintivo, JHS, bordado en plata. Abría marcha fuerzas de Seguridad y Municipio y el guión penitencial, a los que seguía la "hermosa escultura de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en soberbio Trono (conducido a ruedas y escoltado por gastadores del Regimiento de La Corona), adornado profusamente, con sumo gusto, con flores naturales y gran número de luces". Flanqueando al hermano Mayor desfilaban sus homónimos del Santo Sepulcro y de Ntra. Sra. de los Dolores, Pérez Cano y Ulibarri Sánchez, y detrás el alcalde, concejales y vicepresidente de la Diputación. Llegados a la plaza de La Catedral aguardaron a la Virgen de la Amargura que, acompañada de la Congregación del Cristo de la Buena Muerte, Hijas de María y numerosas mujeres tocadas con la mantilla española, habían partido de la iglesia del Sagrado Corazón. En un clima de emoción, Madre e Hijo se encontraron frente al Palacio Episcopal, al tiempo que un redoble de tambores anunciaba el Miserere interpretado por la Schola Cantorum del vecino Seminario. Unidos ambos tramos, presididos ambos por el obispo Martínez Tovar, alcanzaron un Paseo alumbrado por potentes focos gentileza de la empresa eléctrica Fuerzas Motrices del Valle de Lecrín. En medio de la general expectación, la primera salida procesional del Nazareno se recogió en su templo al filo de la medianoche a los acordes musicales de las Bandas del Hospicio, Pechina y Municipal de Almería y numerosas saetas cantadas durante el recorrido.
Antonio Sevillano
1 Comentario